Todo el mundo sufre algún grado de hemorroides a lo largo de la vida y se deben a estreñimiento crónico, pasar mucho tiempo sentado en la taza, llevar una alimentación inadecuada con comidas picantes, especias, alcohol, cítricos, café, al embarazo por el cambio hormonal y la compresión que ejerce el feto sobre el retorno venoso, al sedentarismo y a la ingestión de medicamentos como aspirina y sus derivados, los ansiolíticos, los antidepresivos y la codeína.
Las hemorroides inflamadas provocan picor, escozor, dolor y sangrado.
Existen dos tipos de hemorroides en función de su localización en el ano. Las hemorroides externas, que se localizan alrededor del orificio y son visibles, y las internas, que se localizan en el canal anal.
Las hemorroides externas no sangran mientras que las internas, recubiertas de mucosa, son más sensibles al roce y sangran, pudiendo deslizarse hacia el orificio y saliéndose fuera del canal.
La clasificación del grado de hemorroides se realiza en función del comportamiento de las hemorroides internas:
- Grado I: sangrado con la deposición con dilatación de las hemorroides sin salirse del canal. Este grado produce picor y sensación de peso.
- Grado II: prolapso de las hemorroides al exterior en el momento de la deposición pero vuelven a su posición interna inicial de forma espontánea después de la defecación. Provocan picor y sensación de ocupación en el recto.
- Grado III: sangrado con prolapso en el momento de la deposición. El paciente debe ayudarse para reintroducirlas con la mano. Provocan picor, dolor y a veces manchado de la ropa interior.
- Grado IV: sangrado con permanencia de las hemorroides en el exterior la mayor parte del día. Existe supuración constante, manchado de la ropa interior, sangrado a veces copioso, sensación de ardor.