El ginecólogo le puede prescribir un pesario vaginal,un instrumento mecánico cuya que permite sostener el útero y servir de apoyo a las vísceras abdominales cuya presión puede causar el descenso del útero. Los pesarios vaginales tienen muchas formas y tamaños, y deben adaptarse de forma individualizada a cada mujer. pueden ser efectivos en muchas mujeres con prolapso uterino, sin embargo, dependiendo del tamaño del prolapso y de la relajación de la pared vaginal, pueden ser de poca o ninguna ayuda.
Además de su uso limitado en el tratamiento, hay otras desventajas: los pesarios tienden a producir irritación y una secreción de olor anormal, por lo que la paciente requiere de una limpieza periódica que normalmente predispone a visitas frecuentes al médico. En algunas mujeres, los pesarios rozan e irritan la mucosa vaginal y en ocasiones pueden causar su desgaste y ulceraciones. Además, algunos pueden interferir con la relación sexual normal, limitando la profundidad de la penetración.
Si la mujer es obesa, se recomienda lograr y mantener un peso estable. Además, se debe evitar el esfuerzo y el levantamiento de objetos pesados.
Se debe retrasar la cirugía hasta que los síntomas sean tan significativos que pesen más que los riesgos. La realización de la cirugía depende de:
- La edad y el estado de salud general de la mujer.
- El deseo de embarazos futuros.
- La preservación de la función vaginal.
- El grado del prolapso.
- Las afecciones asociadas.
Se realiza histerectomía cuando es necesaria y, al mismo tiempo, se corrige quirúrgicamente cualquier debilidad de las paredes vaginales, la uretra, la vejiga o el recto.
Los ejercicios de Kegel prenatales y en el posparto (contracción de los músculos del suelo pélvico, como si se tratara de interrumpir la micción) ayudan a fortalecer los músculos y a reducir el riesgo. . La terapia de reemplazo con estrógenos en las mujeres posmenopáusicas ayuda a mantener el tono muscular.