Para las personas que han tenido una trombosis venosa profunda o que están en un grupo de alto riesgo de sufrir esta enfermedad, se recomiendan las siguientes medidas de prevención:
- Evite el reposo prolongado en cama y los estados de inmovilidad.
- Use medias compresivas especiales: debe retirarlas una vez al día para asearse y revisar la piel en busca de irritación o zonas de presión. Tenga, al menos, dos pares para permitir cambiarlas a diario. Los tamaños de las medias son variables, asegúrese de que sean de la talla adecuada; que le queden ajustadas sin apretar demasiado y sin que se le enrollen. Mucha presión en un solo sitio puede hacer que se le bloquee el flujo sanguíneo.
- Mantenga sus piernas elevadas mientras está en la cama o sentado. Esta posición de la pierna favorece el retorno sanguíneo a través de las venas de las piernas.
- Practique ejercicios de piernas, los cuales son importantes para prevenir el estancamiento de la sangre. Aquellas personas que no puedan practicar ejercicios activos de los miembros inferiores deben conseguir que un fisioterapeuta les realice masajes en las piernas y ejercicios pasivos.
- Si ha sufrido una cirugía mayor, empiece a caminar tan pronto como le sea posible.
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Si toma anticoagulantes:
- Tenga en cuenta que la dosis que ingiera sea la recetada y tómela todos los días.
- Realice los exámenes de sangre que se necesitan para monitorizar los tiempos de coagulación.
- Utilice un brazalete en el cual especifique que usted está en tratamiento de anticoagulación.
- Antes de tomar cualquier medicamento nuevo, consulte con su médico, ya que muchas medicinas y los antibióticos pueden interferir o favorecer los efectos de la anticoagulación.
- Advierta a otros profesionales de la salud, tales como los odontólogos, que usted recibe anticoagulación.
- Evite tomar aspirina a menos que le sea prescrita específicamente por su médico.
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Si usted recibe tratamiento con anticoagulantes, llame inmediatamente a su médico si tiene cualquiera de los siguientes síntomas:
- Desmayo o desfallecimiento.
- Mareo.
- Dolor de cabeza o de estómago intensos.
- Debilidad extrema.
- Color rojo o café en la orina.
- Moretones que aumentan de tamaño sin motivo aparente.
- Materia fecal de color rojo o negro.
- Heridas que no paran de sangrar.
- Tos con sangre.
- Hemorragia inesperada de cualquier origen.