15 de septiembre, Día Europeo de la Salud Prostática

10 señales que alertan de la Hiperplasia Benigna de Próstata

Más de la mitad de los varones de 60 años padecerán esta enfermedad, porcentaje que sube hasta el 90% a los 85 años
Las revisiones urológicas periódicas a partir de los 40 años son esenciales para detectar a tiempo este y otros problemas más graves, como el cáncer de próstata

Con motivo de la celebración, el 15 de septiembre, del Día Europeo de la Salud Prostática, hablamos de un proceso que se inicia a partir de los 40 años y se caracteriza por el aumento de tamaño de la glándula prostática, la Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP). El aumento de tamaño de la próstata comprime la uretra, conducto por el que se expulsa la orina, que dificulta la evacuación de la vejiga pudiendo llegar al punto de producir una retención completa de orina.

La HBP no es un proceso maligno y, además, se tiene constancia de que la aparición de esta patología urológica está muy ligada al envejecimiento del varón. "Se trata del tumor benigno más habitual en los hombres y su prevalencia aumenta con el paso de los años. Así a los 60 años más de la mitad de los varones se verá afectado por ella, porcentaje que sube hasta el 90% a los 85 años", afirma el Dr. Pedro Sánchez de la Muela Naverac, jefe del Servicio de Urología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Señales o síntomas de alerta

Pero, ¿cuáles son los síntomas que pueden alertar de que se está iniciando el proceso de agrandamiento de la próstata? Tal y como explica el Dr. Sánchez de la Muela Naverac, la "HPB da la cara por la presencia de alteraciones en la micción que pueden oscilar, de menos a más graves":

  • Dificultad para comenzar a orinar
  • Permanencia de la dificultad tras haber orinado
  • Sensación de no haber vaciado la vejiga por completo
  • Micción dolorosa
  • Necesidad de vaciar la vejiga constantemente
  • Nicturia (aumento de la frecuencia de la necesidad de orinar por la noche)
  • Sensación de urgencia que acompaña a la necesidad de orinar
  • Pérdidas ocasionales de orina
  • Imposibilidad total de orinar
  • Incontinencia urinaria (pérdida total del control de la vejiga)

Aunque en un primer momento los síntomas urinarios no sean muy molestos, es importante descartar causas de fondo y evitar la obstrucción de las vías urinarias. En los pacientes con Hiperplasia Benigna de Próstata son frecuentes la aparición de infecciones urinarias y, ocasionalmente, puede darse sangre en la orina. Con el tiempo llegan a producirse cálculos en la vejiga e incluso daño renal provocado por la retención urinaria.

"Aún existe cierta reticencia por parte de los hombres a hacerse revisiones médicas periódicas, pero cada vez más el varón va asumiendo que esta es una medida esencial para evitar complicaciones. Las campañas de divulgación y concienciación, como se ha hecho durante las últimas décadas, por ejemplo, con el cáncer de mama, son muy eficaces en este sentido", señala el urólogo.

Pruebas diagnósticas

Para detectar la Hiperplasia Benigna de Próstata, se llevarán a cabo ciertas pruebas, muy sencillas, que, además de conseguir un diagnóstico precoz, también permiten descartar problemas más importantes, como puede ser el cáncer de próstata. Las principales pruebas son:

  • Análisis de orina.
  • El tacto rectal, exploración tradicionalmente realizada para la valoración del tamaño y consistencia de la próstata (cada vez se va relegando más en favor de técnicas muy eficaces y menos incómodas, con la realización de una ecografía y un PSA en sangre).
  • Ecografía: permite evaluar el tamaño de la próstata
  • Análisis de sangre con la determinación PSA (antígeno prostático específico): el PSA es una proteína que se eleva en sangre en presencia de un cáncer de próstata

Tratamiento de la HBP

"Un diagnóstico precoz de los problemas de próstata puede ayudar a que se realice un tratamiento conservador que permita mejorar la sintomatología y calidad de vida del paciente. Sin embargo, el tratamiento definitivo deberá ser quirúrgico antes de que aparezcan complicaciones. Para ello es fundamental, como hemos dicho antes, de realizar revisiones periódicas a partir de los 40 años", aclara Sánchez de la Muela.

El tratamiento conservador consta de fármacos y de una serie de consejos de salud que pueden ayudar al paciente a mejorar su calidad de vida. Entre estos encontramos:

  • No tomar más líquido de lo recomendado: entre 1,5 y 2 litros diarios. Estar hidratados previene la formación de cálculos e infecciones urinarias
  • Restringir a lo necesario antes de ir a dormir o, por ejemplo, en viajes largos
  • Evitar el estreñimiento
  • Moderar el consumo de alcohol y cafeína
  • Evitar los picantes
  • Optar por comidas con fibra en vez de ricas en grasas

Cuando la HBP ya está en un grado avanzado es necesario recurrir a la cirugía. Las intervenciones quirúrgicas son cada vez menos invasivas y los riesgos de impotencia e incontinencia son mínimos.  "El Láser Green Light XPS tiene una capacidad terapéutica excelente y mejora sensiblemente la seguridad con respecto a las técnicas quirúrgicas tradicionales. La pérdida de sangre es mínima y el tratamiento es definitivo en la mayor parte de los pacientes. Además mejora rápidamente el flujo urinario con una recuperación casi inmediata de la actividad normal. En el caso de próstatas de elevado volumen el tratamiento quirúrgico con Cirugía Robótica da Vinci está dando resultados muy satisfactorios", concluye el Dr. Sánchez de la Muela-Naverac.

Entre las técnicas tradicionales nos encontramos con la resección transuretral, la resección bipolar o la cirugía abierta de próstata. "Sin embargo, este tipo de tratamientos están siendo relegados en favor de los anteriores por su mayor invasividad y presencia de complicaciones asociadas" explica el urólogo.

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Tubo excretor que constituye la última parte del tracto urinario, extendiéndose desde la vejiga al exterior. Su longitud en el hombre es de unos 20 cm y en la mujer de unos 3 cm. En la uretra masculina se distinguen tres porciones: prostática, membranosa y esponjosa. La primera corresponde a su trayecto prostático, la segunda a su paso por el suelo perineal y la última al pene. En el pene la uretra está rodeada por el cuerpo esponjoso. En la uretra femenina no existe ni la porción prostática ni peneana. Se abre en el vestíbulo vaginal, por delante del orificio externo de la vagina.

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