7 de cada 10 adultos en España sufre alguna parasomnia, pero la mayoría no le da la importancia debida

Las parasomnias son un grupo de trastornos que consisten en la aparición de eventos físicos indeseables durante el sueño. Tal vez una de las más conocidas es el sonambulismo, pero existen mucha otras como las pesadillas, la parálisis del sueño, el trastorno de conducta durante el sueño REM, los terrores nocturnos, los despertares confusionales, la sexsomnia o el trastorno alimentario relacionado con el sueño. Algunas de estas parasomnias pueden conllevar riegos para la salud general de los pacientes que las padecen, como lesiones físicas, problemas emocionales, sociales y familiares, así como la interrupción del sueño normal, lo que lleva a consecuencias diurnas como fatiga o irritabilidad.

Según los resultados de un estudio multicéntrico presentados en primicia en el marco de la 32º Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), que se celebra estos días en Sevilla de forma conjunta con el 27º Congreso de la European Sleep Research Society (ESRS), 7 de cada 10 adultos españoles sufren parasomnias, siendo la prevalencia un punto superior en las mujeres que en los hombres (71,3 % frente al 70,3 %).

"Este hallazgo es llamativo, porque en las unidades de sueño tenemos la percepción de que solo hay un muy pequeño grupo de estos pacientes que consultan. Esto tal vez se deba a que no se les da a las parasomnias la importancia debida", ha afirmado el doctor Karol Enrique Uscamaita Amaut, neurólogo de la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital Universitari Sagrat Cor de Barcelona y uno de los autores del estudio.

Concretamente, las parasomnias más prevalentes en el estudio fueron las pesadillas (prevalencia del 56,4 %), el trastorno de conducta durante el sueño REM (35,8 %), los terrores nocturnos (30,7 %), los despertares confusionales (18,9 %), la sexsomnia (18,7 %), la parálisis del sueño (11,8 %), el sonambulismo (3,4 %) y el trastorno alimentario relacionado con el sueño (2,2%).

Durante su ponencia, el investigador también ha destacado que en el estudio han extraído otros datos relevantes, como que algunas parasomnias son más frecuentes en hombres y otras en mujeres. Así, por ejemplo, los terrores nocturnos fueron significativamente más frecuentes en mujeres que en hombres (33,5 % vs 24,8 %), mientras que la sexsomnia fue más frecuente en hombres que en mujeres (25,7 % vs 15,3 %). Además, las parasomnias mostraron una importante reducción en su incidencia conforme se incrementaba la edad de los participantes en el estudio, pasando de una prevalencia de casi el 94 % en el grupo de edad de 18 a 21 años, a una de poco más del 29 % entre la población mayor de 70 años. Este descenso se daba en todas las parasomnias estudiadas con excepción del trastorno alimentario relacionado con el sueño, que por motivos desconocidos para los investigadores mostraba un pico de incidencia en la edad adulta, en la franja de edad de entre los 40 y los 60 años.

Por último, otro dato relevante de la investigación es que las personas que tomaban medicamentos con un posible impacto en el sueño presentaban un riesgo superior de presentar parasomnias. Esa relación era especialmente significativa con el uso de los conocidos como fármacos Z (grupo de fármacos análogos de benzodiazepinas). El uso de benzodiazepinas, precisamente, también constituyó en el estudio un factor de riesgo importante para sufrir terrores nocturnos.

Un problema infradiagnosticado

"Teniendo en cuenta los resultados de nuestro estudio podemos decir que claramente las parasomnias son unos trastornos del sueño absolutamente infradiagnosticados. Lo más probable es que solamente aquellas personas con repercusiones graves por parasomnias sean las que consultan, mientras que una gran cantidad de pacientes no lo hacen, tal vez porque no las consideran enfermedades importantes", ha reflexionado Uscamaita Amaut, que considera que estas altas cifras de infradiagnóstico se pueden deber "básicamente" a la falta de conocimiento de la población acerca de la importancia de estas enfermedades, además de al hecho de que muchas personas duerman solas y no tengan un compañero de habitación que les alerte de sus síntomas.

No obstante, como ha alertado el experto, el diagnóstico de las parasomnias es "muy importante" por muchas razones, entre ellas evitar lesiones físicas derivadas de conductas peligrosas e inconscientes que se producen por la noche debido a estas enfermedades. "También es importante decir que algunas parasomnias llevan a comportamientos que pueden tener consecuencias legales para el que las padece. Y otra cosa fundamental a destacar es que hay parasomnias como la del trastorno de conducta del sueño REM que debe ser estudiada porque es un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas", ha añadido.

Para el neurólogo, los resultados de esta investigación son "un llamamiento" a los médicos del sueño: "Por un lado, nos alertan del riesgo de generar parasomnias al usar algunos tipos de fármacos. Y, por otro, nos hablan de la necesidad de hacer difusión científica entre la población, para que así podamos crear consciencia de la alta probabilidad de tener estas enfermedades del sueño y de la necesidad de buscar ayuda médica adecuada", ha concluido.

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