"Hemos mejorado el diagnóstico del trastorno bipolar en los últimos años, logrando adelantarlo a una media de 5 años frente a los 10 años de demora que se producían hace aproximadamente una década. Este avance tiene que ver con el mejor conocimiento que tenemos de la enfermedad", afirma el Doctor José Manuel Montes, Jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, ante la celebración del Día Mundial del Trastorno Bipolar, el 30 de marzo.
Con todo, el diagnóstico correcto en el menor plazo posible continúa siendo uno de los principales retos en el abordaje del trastorno bipolar (TB), como lo son también la falta de adherencia al tratamiento y evitar la aparición de síntomas cognitivos, aspecto fundamental para alcanzar un nivel de funcionamiento adecuado y que el paciente pueda desempeñar su vida con normalidad. Además, el abordaje de la enfermedad debe ser holístico o multidisciplinar, contemplando aspectos sociales y familiares, entre otros.
Guadalupe Morales, Directora de la Fundación Mundo Bipolar, destaca entre los principales retos "la necesidad de contar con información fiable, proporcionada en primera instancia por los equipos terapéuticos; la alianza paciente-psiquiatra, que debe estar basada en el respeto y en la capacidad del profesional por establecer una buena comunicación; el tiempo de consulta, que es un factor que propicia la mejora del paciente, así como la formación del propio afectado y de los profesionales que le atienden".
Entre las principales dificultades que retrasan el diagnóstico de esta patología se encuentran "la existencia de primeros episodios del trastorno bipolar con una presentación clínica más atípica en algunas ocasiones, el mayor consumo de sustancias, o el uso indiscriminado de antidepresivos, que favorecen la aparición de las denominadas formas mixtas", explica el Dr. Montes.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, episódica, crónica y recurrente caracterizada por el mal funcionamiento de los mecanismos que regulan el estado de ánimo, llevando al paciente a sufrir episodios maníacos -en los que se siente especialmente eufórico, excitado, desinhibido, hiperactivo y capaz de cualquier cosa-, depresivos -en los que se siente profundamente triste, apático, vacío y pierde la ilusión- o mixtos, en los que se mezclan síntomas maníacos y depresivos,
Reconocer la sintomatología e identificarla adecuadamente con el trastorno bipolar no es tarea sencilla en las primeras etapas de la enfermedad, tal y como confirman los especialistas. Las consecuencias de un retraso diagnóstico conllevan una demora en el inicio del tratamiento correcto y, por tanto, un peor pronóstico. En palabras del Dr. Montes, "como ocurre en cualquier enfermedad que no se trata pronto y adecuadamente existe el riesgo de cronicidad y complicaciones, de resistencia a los tratamientos, así como de todas las consecuencias para el paciente derivadas del sufrimiento que implica la enfermedad, hospitalizaciones e incluso en último extremo, el riesgo que conlleva de suicidio".
¿Puede un paciente con TB llevar una vida normal?
Según Guadalupe Morales, "si la persona conoce su enfermedad y aprende a convivir con ella puede llevar una vida como la de cualquier otra persona. Lo mismo ocurre con las familias. De lo contrario, el impacto puede llegar a ser muy significativo por la pérdida de oportunidades que puede llegar a generar. Ya que se suele tardar mucho en diagnosticar y se pueden llegar a perder años preciosos, muy importantes, al final de la adolescencia y principios de la edad adulta. Y sobre todo por la estigmatización y discriminación que conlleva".
Para el Dr. Montes "sin duda, ese objetivo debe buscarse en todos los pacientes. Para lograrlo es fundamental realizar adecuadamente el tratamiento y evitar así las recaídas. Como en cualquier enfermedad, el paciente precisa tener un conocimiento lo más completo posible de todo aquello que puede beneficiarle y asociarse a una buena evolución, así como evitar lo que puede perjudicarle. Por ejemplo, sabemos que el consumo de sustancias es muy negativo, por lo que evitarlas redundará en una mejor evolución. Como en otras enfermedades una vida sana, con ejercicio y dieta adecuadas contribuirán también a ello".
El trastorno bipolar es una enfermedad mental para la que existe tratamiento, basado en la combinación de tratamiento farmacológico y psicoeducación. Sin embargo, el cumplimiento del tratamiento no es tarea sencilla de alcanzar como pone de manifiesto el Dr. Montes al afirmar que "como en todas las enfermedades que precisan un tratamiento de mantenimiento, la falta de adherencia es un problema que puede estar presente, en mayor o menor medida, en casi la mitad de los pacientes en algún momento de la evolución de la enfermedad".
Entre los motivos que explican esta situación se encuentran el desconocimiento de la enfermedad y de los tratamientos, el estigma social y la discriminación que todavía están presentes, así como la existencia de efectos adversos experimentados, entre otros muchos factores, sin olvidar la necesidad de aceptar socialmente el trastorno bipolar como una enfermedad más. Por eso, el Dr. Montes cree posible mejorar las tasas de adherencia "con adecuados programas de psicoeducación, mejorando el conocimiento de la enfermedad en la sociedad, así como aplicando los tratamientos más modernos que se asocian a una mejor tolerabilidad".
Para Guadalupe Morales, "el trastorno bipolar es un gran desconocido para el público general, siendo como es una enfermedad tratable y con grandes posibilidades de recuperación. Considerando que realizar un diagnóstico correcto es esencial, lo es también, que una vez, asumida la nueva realidad, y adaptándose a ella, la persona, no se encalle en el diagnóstico, vaya más allá, y nunca se considere a sí misma "bipolar". Tampoco los demás deben considerarle así. Se trata de un trastorno, nada más, nunca de nuestra esencia como personas. Las etiquetas diagnósticas pueden hacer mucho daño por la carga discriminatoria".
Y es que el estigma y la discriminación juegan un papel enorme en la recuperación del paciente, "al incidir en todas las esferas de la vida y entorpecer o impedir el desarrollo en calidad de ciudadano que todos tenemos. Es una lacra pesada que se suma al problema de salud de tener una enfermedad mental", concluye Morales.
30 de marzo, Día Mundial del Trastorno Bipolar
Coincidiendo con la fecha de nacimiento del pintor Vincent Van Gogh, el 30 de marzo se ha erigido como el Día Mundial del Trastorno Bipolar, una iniciativa promovida por la Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares (ISBD) junto a la Red Asiática de Trastorno Bipolar (ANBD) y la Fundación Bipolar Internacional (IBPF). El objetivo es generar conciencia mundial y eliminar el estigma social asociado a la enfermedad.
Se estima que en España la enfermedad afecta a unas 950.000 personas, considerando las distintas manifestaciones de la patología. Su incidencia es similar en ambos sexos y, según la Organización Mundial de la Salud, es la sexta causa de discapacidad en el mundo.
Estos episodios, que pueden llegar a requerir hospitalización, interfieren de forma significativa en la vida cotidiana del paciente y en su entorno, y tienen una importante repercusión en su salud, relaciones personales, funcionamiento y calidad de vida.