En España, el 15% de los niños son obesos. Y si se considera conjuntamente la obesidad y el sobrepeso, la cifra llega al 25%. Según los expertos, la obesidad infantil es la epidemia del siglo XXI y puede tener consecuencias para la salud, como baja autoestima, problemas en huesos y articulaciones, diabetes, colesterol, enfermedades cardiovasculares, etc.
Amparo Rodríguez Sánchez, jefa de Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Universitario HM Montepríncipe, explica que para saber si un niño tiene sobrepeso hay que calcular su Índice de Masa Corporal (IMC), dividiendo su peso en kilos entre su altura al cuadrado en metros y compararlo con percentiles adecuados a su población, edad y peso. "Si el IMC se encuentra a partir del percentil 85, hablamos de sobrepeso. Y si supera el 95, de obesidad".
Ejemplo:
IMC= 17'30 kg / 0,82m x 0,82m
Causas del sobrepeso
En la mayoría de los casos, el sobrepeso se debe a una dieta con muchas calorías, falta de actividad física y demasiadas horas de sedentarismo. "Vivimos en un ambiente obesígeno, es decir, la comida -sobre todo la más calórica- está al alcance de la mano y es barata, la actividad física está limitada y es cara -hay pocas zonas verdes y las clases con monitor tienen precios elevados- y el acceso a la televisión y a los videojuegos es muy sencillo y de bajo coste", señala la experta.
Menú adecuado para un niño
- Desayuno: debe estar compuesto por un producto lácteo, un hidrato de carbono complejo (pan, cereales o galletas) y una fruta o zumo. Si el niño tiene un peso normal, se puede añadir aceite de oliva y proteína, como jamón o pavo. Es básico para poder afrontar el día con energía suficiente. Pero no es obligatorio que sea el desayuno tradicional, algunos niños prefieren no tomar leche en la mañana y se puede sustituir por una tostada con queso o un yogur con galleta y fruta troceada", asegura la Dra. Rodríguez Sánchez.
- Recreo: bocadillo, o lácteo no graso o fruta, y variar cada día.
- Comida: debe incluir una parte de hidratos de carbono complejo (patata, arroz, legumbre, pasta), una parte de proteína (carne, pescado y huevo), verdura (cocida o en ensalada) y de postre, fruta.
- Merienda: igual que en el recreo (bocadillo, o lácteo no graso o fruta)
- Cena: similar a la comida pero en raciones más pequeñas. Debe incluir un lácteo no graso.
Los niños en general son reacios a conocer nuevos alimentos, por eso a veces es útil "contentarse" con que el niño sólo tome uno o dos tipos de verduras y no ser impaciente para que las tome todas. Si no, el puré de verduras suele ser bien aceptado. El pescado puede introducirse en forma de filetes, sin espinas y poco a poco añadir más. Pero para ello es básico que los padres también consuman estos alimentos y sean un ejemplo para sus hijos.
La importancia del ejercicio y de las horas de sueño
La experta insiste en que hay que favorecer que el niño haga deporte, si es posible, al aire libre y con sus amigos. El ejercicio debe ajustarse a los gustos y las aptitudes del niño, y es recomendable que se practique una hora al día. Además, hay que disminuir el tiempo que pasan jugando a videojuegos o viendo la televisión.
En cuanto a las horas de sueño, lo aconsejable son 8 horas diarias como mínimo, aunque depende de la edad del niño, apunta la especialista.