Más del 75% de los cuidadores de personas mayores de 65 años que padecen demencia desarrolla algún tipo de problema psicológico que conlleva insomnio, ansiedad o insatisfacción, según indica la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG).
Estos cuidadores son, a menudo, un familiar muy cercano que renuncia a su vida profesional y personal por atenderle, por lo que los problemas psicológicos que pueden desarrollar pueden ser graves. De hecho, el 15% acaba por desarrollar una depresión severa. El perfil más habitual es el de mujer, de entre 45 y 60 años, que vive en la mayor parte de los casos en el mismo domicilio que el paciente.
La SEMEG advierte de que los cuidadores necesitan ayuda, formación y apoyo psicológico para cumplir su tarea, ya que la atención familiar a estos enfermos es tan absorbente que puede llegar a distorsionar el papel social del cuidador.
Además, el paciente con demencia desarrolla agresividad, insomnio o movilidad excesiva, una alteración conductual, a menudo consustancial al proceso demenciante, que constituye otro de los factores que intervienen en la sobrecarga de los cuidadores.