El traumatismo accidental de las piezas dentales es una de las lesiones bucodentales más frecuentes en niños y adultos. La incidencia de lesiones dentarias es mayor durante la niñez y la adolescencia. Se estima que casi un 30% de los niños menores de 14 años ha sufrido algún tipo de traumatismo dental. Los niños son más propensos a sufrir este tipo de lesiones que las niñas, ya que practican juegos y deportes de mayor riesgo.
Los adultos también están expuestos, principalmente si practican alguna actividad deportiva. El traumatismo deportivo es el causante de hasta el 39% de los casos de pérdida de alguna de las piezas dentales. Aquellas personas que practican alguna actividad deportiva o de contacto físico, se recomienda que utilicen un protector bucal para prevenir posibles traumatismos.
Un golpe puede aflojar, desprender, fracturar o desplazar el diente. Lo primero que se debe hacer cuando se sufre algún traumatismo dental es acudir al odontólogo inmediatamente. Es necesario controlar la vitalidad del diente, ya que hasta un golpe inofensivo puede provocar la muerte de la pieza a largo plazo.
Si es posible, se recomienda guardar la parte del diente que se ha roto, ya que en algunos casos se puede volver a adherir al diente. En el caso de que se despegue de la encía, hay que colocarlo en un recipiente con leche tibia o ponerlo debajo de la lengua. Esto evitará que la pieza se deshidrate y el odontólogo tenga, al menos, opciones de reimplantarlo en su lugar de origen.
Lo habitual es que en la mayoría de los traumatismos se rompa solo un tercio de la pieza, viéndose afectada principalmente la zona lateral del diente por lo que resulta fácil la reconstrucción.