El 90% de las personas desconocen que padecen hepatitis crónica por falta de pruebas diagnósticas

Las hepatitis víricas provocaron 1,34 millones de muertes en el mundo en 2015. Según la Consejería de Sanidad, en concreto en la Comunidad de Madrid se han detectado más de 370 casos en lo que llevamos de año
El contacto sexual entre hombres es la forma más frecuente de contagio de la hepatitis A en los países desarrollados.

Con motivo del Día Mundial de la Hepatitis, Cruz Roja Comunidad de Madrid, organización humanitaria de carácter voluntario fuertemente arraigada en la sociedad, informa sobre la gravedad e impacto de esta enfermedad y ofrece una serie de recomendaciones para evitarla.

A finales de 2015 existían en el mundo más de 325 millones de personas con hepatitis crónica, siendo el virus B su causa en el 80% de los casos y el virus C en casi el 20%. Sólo se diagnostican el 10% de los casos. Con estas cifras, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha propuesto erradicar la enfermedad en el año 2030.

Según la Consejería de Sanidad, en concreto en la Comunidad de Madrid los casos registrados han pasado de 223 en el año 2016 a más de 370 en lo que llevamos de año por lo que la Dirección General de Salud Pública ha distribuido recientemente un lote de 18.000 vacunas en los centros sanitarios madrileños.

La hepatitis es una inflamación del hígado, que se puede curar espontáneamente o evolucionar hacia una lesión crónica. La causa más frecuente es la infección por un virus, aunque también puede ser ocasionada por sustancias tóxicas como el alcohol, otras drogas y algunos medicamentos, o ser un síntoma de algunas enfermedades autoinmunes.

Se han identificado cinco virus que provocan hepatitis: A, B, C, D y E, pero no todos se adquieren de la misma manera, ni evolucionan igual. Los tipos A y E se transmiten generalmente por la ingestión de agua y/o alimentos contaminados, aunque también pueden contagiarse por vía sexual, siendo la principal forma de contagio en los países desarrollados. Los virus B, C y D se contagian a través de la sangre y ocasionalmente por otros humores corporales.

En el caso de la hepatitis aguda puede pasar desapercibida porque presenta pocos o ningún síntoma. Algunas manifestaciones como la coloración amarillenta de ojos o piel (ictericia), la orina oscura, sensación de cansancio intenso, náuseas, vómitos y/o dolor abdominal, pueden alertar de esta fase de la infección. La cronicidad de la infección es la mayor causa de morbilidad y mortalidad de las hepatitis. El cáncer de hígado es el principal motivo de muerte en estos casos.

En concreto, la hepatitis C es un problema de salud pública mundial en constante aumento. Mientras que en los países desarrollados su principal vía de contagio es la sexual, en los países más pobres la causa más habitual es la administración de inyectables en entornos sanitarios poco seguros.

¿Cómo puedo prevenir la hepatitis?

  • En el caso de la Hepatitis B se recomienda la vacunación universal de todos los niños y niñas.
  • En cuanto a la Hepatitis A, podría prevenirse a través de dos vías:
    1. Medidas generales de higiene: lavado de manos, lavado y desinfección de verduras y frutas crudas, cuidado en el manejo, desecho y esterilización de las excreciones, ropas contaminadas y utensilios….
    2. Vacunación profiláctica en casos de situaciones de mayor riesgo (viajeros a zonas endémicas con pocos recursos sanitarios, hombres que tienen contacto sexual con hombres, familiares y contactos de los enfermos…)
  • En cualquiera de los casos es importante mantener sano el hígado.

Desde el área de salud de Cruz Roja en la Comunidad de Madrid, recomiendan una serie de consejos para mantener un hígado sano:

  1. Comer frutas y verduras crudas o poco cocidas que contienen antioxidantes: verduras de hoja y color verde oscuro, naranja, rojo o amarillo (brócoli, acelgas, espinacas, zanahorias, fresas, ciruelas, melón, frambuesas, moras, peras, manzanas…) .
  2. Beber al menos 2 litros/día de agua, ayuda a los riñones a eliminar las toxinas procesadas por el hígado.
  3. Consumir bebidas y condimentos protectores hepáticos: té verde, ajo, cebolla, boldo, eneldo, diente de león…
  4. Evitar alimentos con grasas saturadas: embutidos grasos, salchichas, carnes grasas, productos lácteos enteros, quesos curados, alimentos precocinados y/o fritos…
  5. Controlar el consumo de bebidas alcohólicas. El alcohol es un tóxico para el hígado
  6. Mantener un peso adecuado a la edad y tipo de constitución. Tener in índice de grasa corporal mayor al recomendado significa tener mayores depósitos de lípidos en el hígado y es un factor de riesgo para el mismo.

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