La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha advertido que los trastornos que suelen producirse los días posteriores al cambio de hora se pueden intensificar este año un poco más por coincidir con el fin de las vacaciones de Semana Santa.
Según explica el Dr. Carlos Tejero, vocal de la SEN, "habitualmente se necesitan entre uno y cinco días para que nuestro cerebro se ajuste al nuevo horario. Si ya de por sí, perder una hora suele entrañar más dificultades que ganarla, el hecho de que además este año haya coincidido con el final de la Semana Santa y tengamos que volver al día a día, puede significar más dificultades de adaptación".
Al cambiar la hora, el cerebro debe adaptarse a la nueva luz ambiental que actúa a modo de sincronizador externo sobre el reloj biológico. En la población sana, es habitual que el cambio horario provoque alteraciones de sueño y cansancio. Incluso, algunas personas también pueden ver su estado de ánimo alterado.
Según explica el Dr. Tejero, "en general, las consecuencias del cambio de horario son leves y transitorias. No obstante, personas mayores y aquellas que sufran alguna enfermedad que necesiten mantener sus rutinas y descansar de forma adecuada para no experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de sus síntomas, son las que se pueden ver más perturbadas por el cambio de horario".
Para minimizar los efectos del cambio de hora, la SEN aconseja, entre otras medidas, mantener regularidad en los horarios de alimentación y descanso, tratar de armonizar la actividad con los tiempos de luz solar, evitar las siestas diurnas y limitar el consumo de cafeína, alcohol, tabaco y otros productos estimulantes.