El cigarrillo electrónico con nicotina es tóxico y la publicidad que lo presenta como un sustituto "saludable" del tabaco es peligrosa. Estas son dos de las conclusiones que se extraen de los resultados de la "Primera Encuesta sobre el Cigarrillo Electrónico", realizada en España a neumólogos y expertos en tabaquismo, durante el mes de mayo de 2014, y cuyos resultados se publican coincidiendo con el Día Mundial Sin Tabaco.
La encuesta ha sido coordinada por la Fundación Lovexair, y la dirección científica ha correspondido a la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica (Neumomadrid) y a la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo (SEDET), quienes difundieron el cuestionario entre sus miembros. Neumomadrid engloba a los neumólogos y cirujanos torácicos de la Comunidad de Madrid, mientras que SEDET tiene ámbito estatal y está formada por neumólogos, médicos de otras especialidades, farmacéuticos y personal de enfermería, pero siempre con formación acreditada sobre tabaquismo. La Sociedad de Respiratorio en Atención Primaria (GRAP) participó activamente en la difusión del cuestionario entre sus miembros de todo el país.
El cigarrillo electrónico con nicotina es tóxico, tal y como opinan el 97% de los profesionales consultados. Contiene nicotina, una sustancia altamente adictiva con consecuencias para la salud del que lo consume. El 88% de los profesionales opina que la nicotina que contiene el cigarrillo electrónico es al menos igual de dañina que la que se consume con el cigarrillo manufacturado.
No sirve para dejar de fumar
Preguntados sobre si este tipo de artefactos pueden ayudar a abandonar el tabaco, un 61% afirma que no, mientras que otro 22% opina que podría ser, pero bajo estricto control médico. Un 17% de los profesionales afirma no tener conocimiento suficiente por el momento para dar una opinión. Por lo tanto, en su mayoría opinan que el cigarrillo electrónico no muestra ninguna utilidad como instrumento del fumador a la hora de dejar de fumar.
La mayoría opina que no puede ayudar a abandonar el tabaco, sino que, al contrario, es más evidente el riesgo de recaída que conlleva su consumo en los ex fumadores, como así lo han expresado el 93% de los encuestados.
Es un producto que está acompañado de una publicidad que resulta muy peligrosa, o al menos así opina el 95% de los profesionales preguntados. Es una publicidad poco clara en torno a una imagen irreal de un producto tóxico, y que se vuelve especialmente peligrosa al poder promover el inicio en el consumo de los jóvenes.
Piden a las autoridades que lo regulen como el tabaco
Un aspecto muy importante para los expertos es mantener "la desnormalización" del tabaco en la vida diaria, es decir, lograr que "fumar"o "vapear" siga siendo algo alejado de lo habitual. Por ello, un 97% de los encuestados estiman que su uso masivo afecta a esta "desnormalización" y ese mismo porcentaje, un 97% de los profesionales, recomienda que las autoridades limiten y regulen su uso de manera similar a la normativa sobre el tabaco para su consumo en general, y que lo normal sea no fumar.
En la encuesta también se observa que un 66% de los especialistas consideran que debería ser regulado de manera similar a la de un medicamento, no porque lo consideren así, sino principalmente para conocer y estudiar su composición y los efectos que producen todos sus componentes al ser consumidos por inhalación.
Los profesionales muestran cautela científica a la espera de evidencias sobre los efectos a medio y largo plazo del consumo de este producto sobre la salud de los consumidores. Por lo tanto, para un 44% es necesario esperar hasta conocer estudios científicos que midan realmente sus efectos sobre la salud, sólo el 1% lo considera ahora mismo como un "buen" sustituto del tabaco, un 36% no recomendaría su uso nunca, un 10% cree que se podría usar en poblaciones específicas y un 4% opina esto mismo pero de manera general para cualquier fumador.
Opiniones muy clarificadoras
Un aspecto interesante de la encuesta son los comentarios realizados por los expertos sobre el producto y su uso por ex fumadores o personas que quieren dejar de fumar:
- Llevan nicotina y otros componentes que desconocemos.
- Puede llevar de nuevo a la dependencia, pues se reintroduce una sustancia altamente adictiva ya abandonada.
- No hay efectividad demostrada y sí posibles efectos adversos.
- Es un riesgo de recaída en tabaco y cigarrillo convencional.
- La base fundamental de la deshabituación del tabaco consiste en romper el gesto del fumador de usar el cigarrillo. No solo volvería a tener dependencia a la nicotina, sino que además no podría superar la dependencia conductual al cigarrillo.
- Provoca riesgos cardio-vasculares.
- Es "similar" al efecto de los cigarrillos de mentol: los usuarios reconocen una disminución del consumo de tabaco, pero nunca sirve para su abandono total.
- No, porque psicológicamente no rompe patrones de comportamiento, con lo cual no se fomenta el abandono del tabaco. Se mantiene el patrón mano-boca.
- Son otra forma de fumar. No sabemos lo que contienen, no se regulan por nadie. Hasta que no estén regulados y sepamos lo que contienen, debemos ser extremadamente cautos y no valorar algo que no sabemos lo que tiene.
- Pidamos que sea tratado como "otra forma de fumar" y siga los cauces legales correspondientes.