En un entorno marcado por la velocidad de nuestro día a día, el trabajo y la falta, muchas veces, de tiempo para hacer un descanso y coger aire, la Reproducción Asistida se ha convertido ya en una realidad en las conversaciones de muchas mujeres y parejas. Bien sea por el retraso en la edad en la que las mujeres se plantean la maternidad, o bien por el auge de nuevos modelos de familia, como las monoparentales o las formadas por mujeres del mismo sexo, la Medicina Reproductiva ha disparado sus números a lo largo de los últimos 10 años.
Una de las principales preocupaciones, y más cuando las mujeres ya están familiarizadas con las técnicas que se aplican en las clínicas de reproducción, es la cantidad de medicación, estimulación y hormonas a las que deben someter a su cuerpo para conseguir su objetivo de tener un bebé.
"La posibilidad de aprovechar el ciclo natural de la mujer permite que las dosis de medicación aplicadas para conseguir la estimulación sean inferiores a las que se suelen utilizar en el resto de tratamientos, mientras que los resultados son muy similares a los obtenidos por las clínicas que practican tratamientos de Reproducción Asistida convencionales", comenta el Dr. Alfonso Bermejo, director de la clínica Minifiv.
Según el Dr. Bermejo, "la edad media de las mujeres que inician un tratamiento en Minifiv se encuentra en 38,9 años. Es una edad bastante avanzada, por lo que en muchos casos se trata de mujeres que ya se han sometido a algún tratamiento previo o que se lo plantean por primera vez, pero están muy bien informadas sobre el proceso y buscan una alternativa a la estimulación convencional. En la mayoría de los casos hablamos de mujeres que no quieren someterse a una estimulación alta, bien sea por su edad, mala respuesta con las dosis habituales o mala calidad embrionaria en los ciclos convencionales realizados. Debemos partir de la base de que un tratamiento de estimulación suave, una vez la paciente entra en quirófano, es exactamente igual que cualquier otro. La diferencia está en que con los tratamientos de fecundación in vitro con menor estimulación, buscamos que el 80% de las hormonas las produzca la misma mujer, aprovechando además el óvulo que ellas mismas generan en cada proceso de ovulación. Con todo lo anterior conseguimos, además, que el número de inyecciones que la paciente debe aplicarse para preparar sus ovarios sea mucho menor, pues supone una reducción de casi el 60%".