"En la mayoría de los casos de suicidio existía una enfermedad mental previa", señala Diego Urgelés, psiquiatra de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que tiene lugar hoy 10 de septiembre, Urgelés asegura que padecer este tipo de enfermedades es una condición casi imprescindible para llegar al suicidio. "Así que, aunque podemos filosofar acerca de los valores, la sociedad hacia la que nos dirigimos o la libertad que tiene cada uno para regir su destino, la realidad es que la gran mayoría de los suicidas padecían una enfermedad y, o tuvieron un tratamiento ineficaz o, simplemente, nadie detectó".
Los estudios psicológicos forenses observan que, en todas las sociedades y países del mundo (con escasas excepciones como China), el 95 por ciento de los suicidios ocurren en personas con una enfermedad mental, la mitad sin diagnóstico previo. Ver la enfermedad mental como causa de los suicidios "puede y debe hacer cambiar nuestra forma de enfrentarlo, nuestras políticas sanitarias y nuestros prejuicios".
Como señala Urgelés, "cualquier esfuerzo en esta dirección es bueno. Sin embargo, todavía nadie habla de atacar la causa". El suicidio es una complicación de las enfermedades mentales graves, sobre todo de la depresión y el trastorno bipolar, que están detrás de más de la mitad de los casos.
Esto es algo en lo que también coincide Jaime del Corral, psiquiatra de la clínica y presidente de la Sociedad de Historia y Filosofía de la Psiquiatría, y añade que, aunque en menor medida, se puede hablar de otras causas como "las físicas, sobre todo incurables, pero también se vincula a problemas sociales y familiares, y a elementos históricos, culturales y personales". "Con respecto a la enfermedad física y mental -destaca-, en el acto suicida influye, por supuesto, la gravedad del trastorno, pero lo hace aún más el hecho de presentar intentos previos, ya que la conducta suicida previa es el principal factor de riesgo de suicidio consumado".
Cada día, 10 personas mueren en España por causa del suicidio pero, según Urgelés "esto puede cambiarse". "Si el suicidio es la consecuencia de no tratar correctamente la enfermedad -aclara-, entonces la verdadera prevención debería pasar por tener un sistema de salud mental moderno, correctamente financiado, centrado en el paciente y basado en la evidencia científica".
El suicidio en adolescentes
El suicidio ha aumentado de forma considerable en jóvenes en los últimos años. Según la Organización Mundial de la Salud, es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años. María José Martín, psiquiatra responsable de la Unidad de Infanto-Juvenil de la Clínica Nuestra Señora de La Paz, afirma que en estas edades hay que tener en cuenta muchos factores a nivel individual, social y familiar.
"Diagnosticar una enfermedad mental en estas edades es muy complejo -asegura-, ya que aún no se ha terminado de completar el desarrollo cerebral, pero sí hay que tener muy en cuenta que el entorno familiar y social para estos chicos es muy importante y no estar integrado puede ser un factor de riesgo".
La prevención del suicidio es muy difícil, hay que tener en cuenta una serie de factores. Uno de los más importantes es saber si ha habido algún intento previo. Por otro lado, el entorno familiar, desestructurado, con problemas económicos… "Y muy importante es el aspecto de las relaciones humanas, ya que problemas de acoso escolar, por ejemplo suelen ser motivo de ideación suicida", alerta la psiquiatra.
Algunos de los síntomas que pueden manifestarse son: tristeza, aislamiento social, autolesiones, cambio de amigos, bajada del rendimiento académico, alteración de la conducta, adicción a sustancias y a los videojuegos, ansiedad, múltiples fobias, etc.
En el caso de observar éstas u otras conductas "diferentes" la psiquiatra aconseja acudir siempre al pediatra o médico de referencia. "Éste les derivará al psiquiatra (sobre todo en el caso de las autolesiones), al psicólogo o al centro educativo en el caso de bullying o acoso escolar", informa la experta. "Ante cualquier situación de alarma hay que consultar con un profesional, no ignorar el problema. Porque hablar sobre ello ya es una forma de pedir ayuda, imprescindible para prevenir el suicidio".
Como destaca Urgelés en el caso de los adultos, Martín también demanda la creación de planes de prevención del suicidio, también en los colegios, "algo que ya existe en países como Francia".