Cenas abundantes y comidas copiosas que se alargan durante horas copan la agenda de la mayoría en estos días navideños. Comemos, comemos y volvemos a comer, normalmente sin mesura, justificando los excesos por la celebración de estos días.
Sin embargo, pasadas las fiestas, la báscula arroja su dictamen aterrador y nos llenamos de ansiedad y remordimiento por los excesos cometidos. Entonces, aparece la fiebre de la dieta y cientos de personas comienzan regímenes de adelgazamiento draconianos y sesiones de gimnasio extenuantes.
Sin duda, es más fácil ganar peso que perderlo y en esta lucha constante en la que subimos y bajamos de peso continuamente tenemos las de perder y nuestro cuerpo se resentirá a la larga.
Es necesario tomar conciencia de este problema y festejar en familia o con los amigos de un modo más racional. Se debe seguir un horario regular de comidas para evitar tener demasiada hambre y proceder al atracón en una sola comida. También es importante escoger aquellos alimentos que realmente disfrutemos en lugar de engullir todo lo comestible que haya en la mesa, y que elijamos preferentemente los alimentos que puede consumir excepcionalmente en estas fechas en lugar de atiborrarnos de todo tipo de caprichos que se pueden consumir el resto del año.
Comer y beber con mesura es un consejo que sirve para todo el mundo; se pueden saciar nuestros deseos gastronómicos navideños sin causar estragos en nuestra figura.