Las vacaciones son unos de los momentos preferidos de los niños. Son días de juegos, diversión y relajación, pero también días en los que mantener un control de los horarios infantiles es más complicado. Los padres, a menudo, olvidan las rutinas y obligaciones de los pequeños, suavizando también sus responsabilidades. Por eso la vuelta al cole no siempre es fácil, ni para los niños ni para los padres, y es importante seguir una serie de pautas que pueden ayudarnos a hacer este cambio más llevadero para todos.
"La vuelta al colegio no tiene porqué ser traumática para los niños, incluso para muchos es un periodo emocionante, pero es importante que empecemos unos 15 días antes a iniciar los cambios en las rutinas y horarios de los niños, para que en septiembre el cambio no sea tan brusco y el proceso de adaptación natural que se da con el inicio del curso escolar no afecte negativamente al pequeño", explica la especialista. "En ocasiones aparecen algunas dificultades que nos alarman y hacen que no sepamos cómo actuar, siendo los problemas más frecuentes que pueden ocurrir en el niño al iniciar la vuelta al colegio tras el periodo de vacaciones de verano dificultades para dormir, mayor irritabilidad, rabietas, actitud negativa, dispersión o incluso cambios en sus costumbres alimenticias o de higiene. Estos signos, además, tienen mayor probabilidad de aparecer si el niño experimenta por primera vez la escolarización, cambia de colegio, de etapa o de ciclo académico", añade.
Los especialistas insisten en que no debemos preocuparnos ante esta situación, ya que la aparición de estos indicios forma parte de un proceso natural que se conoce como proceso de adaptación y que suelen desaparecer en una o dos semanas. "Es muy importante también la actitud que adopten los padres ante esta situación, ya que a través de su conducta pueden ayudar al pequeño a controlar la situación y aprender emocionalmente de ella", explica Rocío Juárez.
A continuación se ofrecen algunos consejos para ayudar a los padres a controlar la vuelta al cole y que los niños puedan tener así un feliz inicio de curso:
Instaura rutinas de manera progresiva. Es importante que los cambios que vayáis haciendo sean de forma gradual y que informéis a vuestros hijos. Los primeros días de Septiembre, por lo general, los padres empiezan también a trabajar, y con ello ya hay cambios sustanciales en la dinámica familiar. Estos quince días son un buen momento para empezar a iniciar cambios en las rutinas y horarios, como la hora de despertarse, acostarse, comer… Además, poco a poco podéis ir aumentando responsabilidades, por ejemplo instaurar una tarea de responsabilidad por semana para ayudarles a que el cambio sea paulatino. El realizar junto a ellos una cartulina con horarios y responsabilidades en casa puede ser un buen recurso para que ellos vayan tomando conciencia del cambio y puedan, además, visualizarlo diariamente.
Combina actividades escolares y ocio. Una vez que empiece el colegio por las tardes sería positivo realizar actividades de ocio y diversión como las vivenciadas en verano: dar un paseo, ir a la piscina o al parque, quedar con amigos… Este mix de actividades escolares y de ocio ayudará a tu hijo a sobrellevar mejor el cambio.
Transmitir mensajes positivos para la vuelta al cole. Recordar con ellos momentos del curso anterior positivos, hablarle de sus amigos, sus profesores o de las excursiones que vivieron pueden ayudarle a ilusionarle con el nuevo curso. Una manera que los padres tienen de transmitir esa positividad es a través de su vuelta a trabajo. Por tanto debemos evitar que los niños escuchen frases como "qué horror el lunes vuelta al trabajo" o "¡que depresión! Se acaba el mes de agosto". Podemos cambiarlas por frases como "que ganas tengo de llegar a mi trabajo para ver a mis compañeros" o "empiezo el trabajo con las pilas cargadas".
Acercarlos y acompañarles al cambio con alegría. Preparar material escolar con ellos, ir a comprar los libros, enseñarles el olor a libro nuevo, preparar el escritorio para el nuevo curso… son experiencias que le ayudarán a acercarse con más ganas a empezar el año. Estos momentos se quedarán en su memoria como algo novedoso e ilusionante.
Mantén la calma. Si observas que tu hijo no tiene un adecuado periodo de adaptación y muestra conductas que te preocupan, no olvides que la actitud de los progenitores de alarma, preocupación y culpabilidad acrecentará la inseguridad, el nerviosismo y la ansiedad en el niño. Por ello, una postura de calma, comprensión y positividad en los padres ayudará que la situación finalice lo antes posible y mejore con ello la dinámica familiar. En el caso que los síntomas aumenten, los padres no sepan cómo gestionar la nueva situación o se mantengan en el tiempo pueden acudir a un especialista para mediar su caso de manera individualizada e intervenir lo antes posible para tener un curso estupendo.