Dos de cada tres personas con artritis reumatoide son mujeres. De ellas, entre un 25 y un 30% son mujeres en edad activa para desarrollar su actividad laboral que sufren algún episodio de incapacidad laboral transitoria a causa de esta enfermedad.
A esta cifra se suma el hecho de que, ocho años después del diagnóstico, hasta un 50% de las mujeres sufren incapacidad permanente, un porcentaje que, a los 10 años, aumenta hasta el 80%. A estos datos se suma el hecho de que muchas mujeres siguen ocultando que padecen artritis reumatoide por miedo a perder su puesto de trabajo y muchas tienen empleos peor cualificados de lo que podrían.
La artritis reumatoide tiene, por tanto, un alto impacto en la calidad de vida de las mujeres trabajadoras que la padecen, ya que en muchos casos se ven obligadas a disminuir sus horas de trabajo o a perder jornadas laborales completas, con su consecuente repercusión en la economía de las familias. Esto, unido al dolor crónico, rigidez, inflamación y deformidades en las articulaciones que produce la enfermedad, se traduce en un fuerte impacto psicológico. Así, lo confirma un estudio promovido por UCB Pharma, dentro de su programa CompARTE, que indica que el 43% de las mujeres que sufren artritis reumatoide tienen un bajo estado de ánimo y un 7% padecen ansiedad o depresión.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, celebrado ayer, los reumatólogos han querido recordar el impacto de esta problemática en el día a día de las pacientes y destacar los avances terapéuticos conseguidos en los últimos años y que, protagonizan, principalmente las terapias biológicas.
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune, sistémica, crónica y discapacitante que se caracteriza por la inflamación de la membrana que rodea las articulaciones. Esta inflamación produce dolor, rigidez e hinchazón, lo que puede derivar en la destrucción irreversible de las articulaciones.