Uno de los retos actuales de salud pública son las bacterias multirresistentes y la escasez de tratamientos alternativos a los antibióticos de primera elección, y es que la resistencia a los agentes microbianos es ya una realidad patente. Tratamientos que antes resultaban eficaces para tratar procesos infecciosos de origen bacteriano ahora no tienen el efecto deseado en algunos pacientes. Por todo ello, y con motivo del Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, Cegedim Health Data España, la consultora europea de tecnología y servicios especializada en el campo de la salud, ha realizado un análisis acerca de este impacto.
Consciente de esta problemática a largo plazo, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) creó en 2014 el Plan Nacional de Resistencia a los Antibióticos, que tiene como objetivo reducir el riesgo de selección y diseminación de la resistencia a los antibióticos. Y parece que su trabajo por revertir esta situación está siendo efectivo, ya que comparando cifras de 2014 y 2021, se concluye que en 2014 el 42,3% de los pacientes que acudieron al médico en visita ambulatoria tuvieron una prescripción de algún tipo de antibiótico. En 2021 esta cifra se ha reducido a un 29,3%.
Según datos de Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades, España se coloca la quinta en el ranking de consumo de antibióticos en el ámbito comunitario y unas 3.000 personas al año mueren como consecuencia de infecciones resistentes causadas principalmente por el consumo excesivo o inadecuado de antibióticos.
"Históricamente, ha existido una combinación explosiva para contribuir a esta situación: el abuso en su prescripción y un uso incorrecto de los mismos por parte de los pacientes automedicándose.", comenta el Dr. Carlos Iglesias, director médico de la mencionada compañía. "Pero estamos viendo que poco a poco los planes de educación sanitaria están calando entre la población general y médica, y están contribuyendo a controlar el problema, al menos a medio-largo plazo. Hay que agregar que la pandemia ha disminuido la incidencia de infecciones respiratorias en los dos años anteriores debido a las medidas preventivas adoptadas y esto ha favorecido también la disminución de la prescripción ambulatoria de antibióticos".
¿Qué antibióticos son los más prescritos en España?
El antibiótico más recetado en el ámbito ambulatorio es la amoxicilina en combinación con inhibidores de la beta-lactamasa, representando un 28% del total en 2021. Le siguen la amoxicilina (13%) y la azitromicina (12%). Estos fármacos siguen encabezando el ranking desde 2014, y actualmente representan aproximadamente en su conjunto el 53,54% de los antibióticos prescritos de manera ambulatoria. No obstante, se observa una ligera bajada en cada uno de ellos desde 2014, ya que por entonces representaban casi un 30% las prescripciones de amoxicilina en combinación con inhibidores de beta-lactamasa, después la seguía en mayor prescripción la amoxicilina, con un 20% de las recetas, y en última posición, la azitromicina, con un 10% de las prescripciones.
Estos datos no son sorprendentes, ya que estos principios activos son habituales en el tratamiento de infecciones bacterianas comunes. En concreto, la amoxicilina en combinación con inhibidores de la beta-lactamasa se suele prescribir para tratar amigdalitis complicadas, otitis media, sinusitis, neumonía extrahospitalaria, exacerbación aguda de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o infecciones del tracto urinario e infecciones ginecoobstétricas. Por otro lado, la amoxicilina se suele usar para tratar neumonía, bronquitis y las infecciones de los oídos, la nariz, la garganta, las vías urinarias y la piel, mientras que la azitromicina trata la bronquitis, neumonía, enfermedades de transmisión sexual (ETS) e infecciones de los oídos, pulmones, senos nasales, piel, garganta y órganos reproductivos o un tipo de infección pulmonar que a menudo afecta a personas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Antibióticos como la fosfomicina, generalmente indicada para tratar infecciones urinarias no complicadas en mujeres, han aumentado en un 81,8% su nivel de prescripción desde 2014 hasta ahora. La cefuroxima (de uso frecuente en bronquitis, gonorrea, enfermedad de Lyme e infecciones de la piel, oídos, senos paranasales, garganta, amígdalas, y del tracto urinario) es otra de las formulaciones que crece en uso, en esta ocasión en torno a un 29,8%, en el mismo periodo. En cambio, moléculas como el ciprofloxacino se mantienen estables a lo largo de los años en cuanto a prescripción, o bien caen en desuso como el levofloxacino, que reduce sus prescripciones en un 26,2% si comparamos sus cifras en 2014 vs las de 2021. Esta última se utiliza para controlar infecciones relacionadas con infecciones complicadas del tracto urinario, prostatitis bacteriana crónica, cistitis no complicadas o ántrax por inhalación, mientras que la ciprofloxacina está indicada para la neumonía, gonorrea, diarrea infecciosa e infecciones de la piel, de los huesos, articulaciones, abdomen y próstata.
"Tenemos un gran reto ante nosotros para evitar que infecciones como ya superadas médicamente desde hace años y con las que convivimos en el día a día pueden volver a ser potencialmente mortales si no ponemos solución a esta tendencia, tanto en el consumo responsable como en la educación al paciente. La OMS ya se ha posicionado de manera clara y contundente al respecto: es necesario cambiar urgentemente la forma de prescribir y utilizar los antibióticos", concluye el Dr. Iglesias.