Las inyecciones intravítreas demuestran su eficacia para frenar la progresión de la retinopatía diabética

Coincidiendo con el Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el próximo 14 de noviembre, se ha anunciado un nuevo tratamiento eficaz para detener la progresión de la retinopatía diabética, la complicación ocular más habitual de la diabetes. Según indica la Dra. Mónica Asencio, especialista en retina de Miranza IOA, compañía clínica especializada en oftalmología, "podemos anunciar una importante novedad en el tratamiento de la retinopatía diabética, que consiste en la aplicación de las inyecciones intravenosas de antiangiogénicos como nueva estrategia para frenar la progresión de la enfermedad".

Como explica la especialista, este tratamiento "lo hemos venido utilizando durante una década y media en la degeneración macular (DMAE), así como para tratar el edema macular diabético, primera causa de pérdida de visión en pacientes diabéticos".

La novedad, según la oftalmóloga, es que estudios recientes han demostrado que las inyecciones aplicadas a la totalidad de pacientes con esta enfermedad, y no solo a los que sufren edema macular, son capaces de detener la progresión de la retinopatía diabética con la misma eficacia que el tratamiento de referencia hasta ahora, la fotocoagulación con láser. Pero, además, las inyecciones aportan un importante valor añadido, ya que, a diferencia del láser, no producen cicatrices en la retina y, de esta forma, mantienen el campo visual, la sensibilidad y el contraste intactos, repercutiendo en una mejor visión de los pacientes tratados.

A este respecto, la Dra. Asencio señala que "la fotocoagulación ha sido nuestro tratamiento principal durante muchas décadas y nos ha permitido estabilizar la enfermedad, pero ocasiona unas cicatrices que comportan pérdida del campo visual. Con las inyecciones evitaremos esta pérdida del campo visual, si bien es verdad que exigen un seguimiento muy estricto porque una vez conseguido el control, el paciente debe acudir a revisiones o continuar el tratamiento para no dar un paso atrás".

La retinopatía diabética

La retinopatía diabética es la enfermedad que padece en el fondo del ojo el paciente diabético, afectando al tejido ocular más sensible, que es la retina, una estructura altamente vascularizada y con unos vasos de calibre muy fino, que los hace muy vulnerables ante los cambios, tanto de presión, como de glucemia y otros factores cardiovasculares. En concreto, la retinopatía diabética se puede manifestar como pérdida de visión y, si no se controla, puede conducir a ceguera en casos muy avanzados.

Según Asencio, "en los países occidentales, debido a las dietas y los hábitos es mucho más frecuente que en países del Tercer Mundo y requiere un control estricto". La oftalmóloga añade que "cuantos más años de evolución de la diabetes es más probable que se produzca esta enfermedad y, una vez aparece, no tiene vuelta atrás".

Normalmente, en la diabetes de tipo 2, la más frecuente, al ser una enfermedad larvada que puede ser que se haya originado hace tiempo sin que el paciente haya sido consciente, el médico aconsejará una visita inmediata con el oftalmólogo para ver si ya existen manifestaciones de retinopatía diabética.

En el caso de la diabetes de tipo 1, que empieza de forma aguda, normalmente no ha transcurrido tiempo suficiente para que se produzcan daños en la retina y en este caso la visita oftalmológica no reviste tanta urgencia.

En fases leves de la enfermedad, el paciente puede no tener ningún síntoma y precisamente por eso puede abandonar el control de su enfermedad ocular, una dejación agravada por el hecho de que "el paciente diabético tiene más patologías aparte de la del ojo, por lo que debe acudir a sus citas con su endocrino, quizá con su cardiólogo, etc. y muchas veces, como ve bien, deja de acudir al oftalmólogo, quien puede detectar anomalías que no den síntomas y se pueden tratar", alerta Asencio.

A medida que avanza la retinopatía diabética, los vasos de la retina empiezan a mostrar incompetencia y producen hemorragias o pérdida de líquido que se acumula en la retina y provocan pérdida de visión. "Tanto los pacientes como los oftalmólogos debemos estar muy atentos a la aparición de estos síntomas para detectar cuanto antes la existencia de la enfermedad", añade.

La complicación más habitual y primera causa de ceguera entre estos pacientes es el edema macular diabético, que afecta cerca del 25% de los pacientes con retinopatía diabética y que se localiza en la parte central de la retina, causando pérdida de visión, visión borrosa o deformada. La doctora explica que "si bien no podemos curar la enfermedad, podemos mantenerla a raya para que el paciente no siga perdiendo visión".

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