Según un estudio publicado en la revista Annals of the Rheumatic Diseases, los niveles muy elevados de ácido úrico basal y la presencia de tofos, depósitos de ácido úrico debajo de la piel, se asocian con un mayor riesgo de mortalidad en pacientes con gota, en la mayoría de los casos atribuidos a una enfermedad cardiovascular.
Gracias a esta investigación, según ha destacado el Dr. Fernando Pérez Ruiz, especialista del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario Cruces de Bilbao, "hemos podido evidenciar que los pacientes con gota grave tienen mayor riesgo de mortalidad, concretamente, unas cinco veces más que la media de la población general y los pacientes con gota grave dos veces más que los pacientes con gota leve. Gracias a que por primera vez en el mundo se ha hecho un estudio de estas características con una cohorte de pacientes con gota, hemos comprobado que cerca del 66% de ese mayor riesgo de mortalidad es de origen cardiovascular y que existen realmente variables de gota grave que se asocian de forma independiente al incremento de riesgo de mortalidad".
Sobre la utilidad de los datos de esta investigación para enfocar la atención sanitaria de estos pacientes, el Dr. Pérez Ruiz ha resaltado que, "generalmente, la población entiende la gota como una enfermedad intermitente que va dando síntomas, ataques, y que en ocasiones desaparecen dichos síntomas durante bastante tiempo. Esto provoca que, frecuentemente, solo se traten los síntomas de la enfermedad, los ataques de artritis aguda, y no su causa, que es el depósito de ácido úrico en los tejidos. El resultado es que muchos pacientes desarrollan gota grave".
La constatación de "la existencia de una relación fisiopatológica plausible entre una mayor carga total de ácido úrico en el cuerpo y la enfermedad cardiovascular, subraya la necesidad de un tratamiento precoz y adecuado de los pacientes con gota, con el fin de reducir los factores que aumentan el riesgo de mortalidad de este colectivo", añade el experto.