Siete claves contra la ‘otitis de piscina' en niños

Secarse bien con la toalla o el secador, nunca con bastoncillos; evitar las zambullidas violentas o usar tapones en determinados casos, entre las recomendaciones de los expertos

El uso frecuente de las piscinas durante el periodo estival, y en especial durante el mes de agosto, cuando se da la mayor frecuentación de estas instalaciones, conlleva la aparición de una patología que resulta bastante frecuente sobre todo en niños: la otitis externa aguda favorecida por la entrada de agua en el conducto auditivo, también conocida como otitis de piscina.

"El agua retenida, junto con la temperatura interior del oído, crean un ambiente ideal para la proliferación de gérmenes, que al alterarse el manto lipídico de la piel consiguen atravesar la barrera cutánea y provocar la infección", explica la doctora María José Hernández García, responsable del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro.

Con el fin de prevenir la aparición de esta molesta dolencia, que puede tener consecuencias más graves si no se trata de forma adecuada, el Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario Infanta Elena de Valdemoro ha reunido una serie de pautas para prevenir la aparición de esta patología o, si ya se ha instaurado, plantear el tratamiento más adecuado. Son las siguientes:

  • Secarse bien el oído al salir de la piscina. Resulta esencial proceder al secado del oído con la toalla al salir de la piscina. Incluso es recomendable, si se tiene la sensación de que se ha introducido agua en el canal auditivo del niño, utilizar el secador de pelo al llegar a casa.
  • Evitar los bastoncillos. "Los bastoncillos están del todo contraindicados para secar la humedad o el agua del interior del canal auditivo, ya que pueden empujar hasta el interior del oído al cerumen, que a su vez puede contener gérmenes, e incluso llegar a provocar una rotura del tímpano si se utiliza sin cuidado", explica la doctora, que recalca que su uso debe limitarse a los pliegues externos de la oreja.
  • Usar de tapones en determinados casos. "Recomendamos el uso de tapones en niños que son propensos a las otitis y ya las han padecido otros años, así como en aquellos que tienen drenajes como consecuencia de alguna intervención y en los que sufren determinadas patologías como las dermatitis", agrega.
  • Mantener el oído limpio. Evitar el exceso de cerumen en el canal auditivo, si bien es recomendable en general durante todo el año, también ayuda a evitar la aparición de la otitis.
  • No realizar zambullidas violentas y ni bucear en exceso. Entrar en el agua de una manera demasiado brusca, sobre todo de cabeza, favorece la entrada de agua en el canal auditivo y eleva el riesgo de otitis. Al mismo tiempo, aunque es inevitable que los niños buceen, es importante tener en cuenta que cuando se está bajo el agua aumenta la presión y es más fácil que acabe entrando agua en el conducto auditivo; "por ello hay que tratar de evitar que se pasen todo el tiempo bajo el agua", señala la doctora.
  • Asegurarse de que el agua de la piscina cumple con todos los estándares de higiene. Aunque la otitis también puede aparecer cuando entra agua limpia al oído, ya que se genera cuando proliferan los propios gérmenes presentes en el canal auditivo, el riesgo se eleva de forma importante si el agua que entra no cumple con los requerimientos de higiene adecuados.
  • Los antibióticos, mejor en gotas. En el caso de que finalmente se desencadene la otitis, el tratamiento más habitual, junto con los analgésicos para el dolor, será el antibiótico, ya que en la mayoría de los casos la enfermedad tiene origen bacteriano (Pseudomonas aeruginosa y Staphylococcus aureus son las bacterias más frecuentes). En este sentido los expertos recomiendan que el fármaco se administre en gotas depositadas en el oído, ya que "con administración oral el fármaco llega mucho peor a la zona afectada".

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