Un tercio de los ensayos clínicos en Europa cuentan con participación española

Un 36% de los ensayos clínicos puestos en marcha en España corresponden a fases iniciales en investigación
Aunque la pandemia por COVID-19 ha logrado que la población conozca mejor qué es un ensayo clínico, la realidad es que aún existe desconocimiento, sobre todo, de los plazos de tiempo que requiere la investigación

Actualmente, hay más de 600 ensayos clínicos estudiando cómo frenar el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en todo el mundo. La pandemia por COVID-19 ha multiplicado su puesta en marcha y, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, España se sitúa como el cuarto país del mundo con más estudios en COVID-19. Un dato que no debería sorprender, puesto que, como explica el Dr. Enrique Grande, Jefe del Servicio de Oncología Médica y de Investigación Clínica de MD Anderson Cancer Center Madrid, "España se ha convertido en referencia internacional en ensayos clínicos y es un ejemplo a seguir; un tercio de los ensayos en Europa cuentan ya con participación de centros españoles".

Con motivo del Día Internacional del Ensayo Clínico, que se celebra el próximo 20 de mayo, Grande subraya que España "ha logrado situarse en los últimos años como uno de los países europeos con mejores condiciones para acoger ensayos clínicos", si bien reconoce que la gran parte de la sociedad española desconoce este dato.

"La realidad es que la población general no conoce el trabajo que hay detrás de un ensayo clínico, el personal que implica y, sobre todo, el coste y el tiempo que supone la obtención de una autorización de comercialización de cualquier fármaco, sea cual sea su indicación", apunta Grande, quien destaca también que ocho de cada diez ensayos clínicos son promovidos por la industria farmacéutica en nuestro país.

Los ensayos en fases iniciales, la clave para el avance científico

Más de un tercio (el 36%) de los ensayos clínicos puestos en marcha en España están en fases iniciales de investigación, es decir, en las primeras pruebas de un fármaco en humanos tras confirmarse su eficacia en modelos animales. "Estas fases son las más complejas, pero también son las fases clave, necesarias para poder probar moléculas potencialmente efectivas", detalla este experto, que destaca que estas fases son aún más importantes en un área terapéutica como la oncología.

"Los centros que nos dedicamos a la investigación en cáncer trabajamos en la búsqueda de alternativas de tratamiento para pacientes muy tratados y que, en ocasiones, no disponen de otras alternativas de tratamiento", destaca Grande. La posibilidad de ensayar un tratamiento experimental en estos pacientes significa ofrecerles una posibilidad terapéutica más y de ahí la importancia vital de apostar firmemente por estos estudios.

"Un indicador de calidad en los centros oncológicos es contar con unidades de investigación básica y clínica que estén al día de los futuros tratamientos y puedan adelantarse a posibles cambios de protocolos dentro de ensayos clínicos", señala esta especialista. Para él, es "imprescindible poder contar con una unidad de fases I propia, compuesta de personal altamente cualificado, para poder ofrecer a los pacientes los tratamientos más novedosos".

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