Pese a que el embarazo es un proceso natural que, a lo largo de la historia de la humanidad ha discurrido sin intervención de terceras personas, salvo a lo sumo en el momento del parto, no hay duda de que la asistencia, que en nuestros días recibe la gestante por parte de los profesionales sanitarios, ha dado lugar a una disminución muy importante de la mortalidad y de las complicaciones en las madres y en los recién nacidos. La intervención de los profesionales sanitarios (médicos y matronas) ayuda a tener un embarazo saludable y seguro. Por eso, es muy importante que la embarazada acuda a las consultas para llevar a cabo los controles y las pruebas indicadas para garantizar un embarazo sin incertidumbres ni riesgos.
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La práctica habitual y recomendada es que la primera visita de control del embarazo tenga lugar antes de la segunda falta, y a partir de ese momento se fijará el calendario de visitas y pruebas.
Primera visita
- Se realiza el historial de salud: posibles enfermedades pasadas y presentes, riesgos para la salud y para el embarazo…
- Se lleva a cabo la primera exploración.
- Se valora si es conveniente o necesario iniciar algún tratamiento: ácido fólico, yodo…
- Si hay razones que lo recomiendan o la embarazada lo desea, se fijan las fechas para llevar a cabo el diagnóstico prenatal, consistente en determinar el riesgo de un síndrome de Down y de espina bífida, principalmente.
- Se ofrece información sobre el diagnóstico prenatal, las pruebas que se solicitarán, los hábitos tóxicos y otros consejos.
- Se determina el calendario para la realización de ecografías y de análisis clínicos.
La frecuencia de las visitas ha de ser, en principio, mensual, pero debe adaptarse en cada caso, ya que hay situaciones que pueden requerir un mayor control del embarazo.
Visitas sucesivas
En las visitas sucesivas hasta el momento del parto, se llevarán a cabo las siguientes acciones:
- Aclarar las posibles dudas que tenga la embarazada y afrontar los problemas que se presenten.
- Determinar el peso y la tensión arterial, detectar la presencia de inflamación, auscultar el ritmo cardiaco del feto, valorar el crecimiento del útero.
- Valorar las pruebas realizadas a la embarazada.
- Si fuera necesario, prescribir tratamientos.
- Proporcionar información y consejos sobre diferentes aspectos del embarazo y sobre cursos de educación maternal y de preparación para el parto.