Alimentarse bien y hacer deporte durante la adolescencia mejora la salud de los adolescentes y previene enfermedades futuras propias de la vida adulta, como diabetes, hipertensión, patologías cardiovasculares, osteoporosis, problemas neurológicos y algunos cánceres. Estos hábitos pueden reducir, además, la incidencia de cefalea, que es frecuente a esta edad.
El dolor de cabeza es una de las principales quejas físicas de los adolescentes y se debe a estrés. Los cambios hormonales también son un factor desencadenante. Otras causas de cefalea incluyen algunas enfermedades subyacentes, la deshidratación, permanecer un tiempo prolongado ante la televisión o la pantalla del ordenador, los sonidos demasiado fuertes, la falta de sueño, los golpes en la cabeza o los viajes. El hábito de fumar, la ingesta excesiva de alcohol, la cafeína y una mala alimentación son otros factores importantes.
Factores desencadenantes
Una investigación realizada en Noruega con casi 6.000 adolescentes de 13 a 18 años concluye que quienes fuman de forma frecuente, practican ejercicio menos de dos veces a la semana y tienen exceso de peso son tres veces más propensos a desarrollar cefalea tensional, migraña u otro tipo de dolor de cabeza no clasificado. Cambiar ciertos hábitos poco saludables relacionados con los factores de riesgo reduciría este tipo de dolores en los que los padecen y servirían de prevención en los que no los sufren.
La obesidad se considera una epidemia a nivel mundial y España no escapa a este problema. La falta de actividad física unida a unos malos hábitos alimentarios explican el aumento alarmante del sobrepeso (12,4%) y la obesidad (13,9%) entre la población infantil española. Respecto a la ingesta de chocolate, se sabe que es un alimento relacionado con las cefaleas y se debe limitar su consumo. Por otra parte, la obesidad favorece la inflamación y ésta sobrecarga los sistemas esquelético y vascular y eleva el riesgo de formación de coágulos y el desarrollo de multitud de enfermedades.
También el hábito tabáquico influye, ya que la nicotina provoca alteraciones en los niveles de óxido nítrico en el cerebro y es un vasodilatador cerebral que provoca un malestar similar a las migrañas.
El enfermo migrañoso debe acudir al médico para que éste realice un estudio para comprobar qué tratamiento es el más eficaz en su caso y qué factores pueden influir en el desarrollo del dolor.