El cólico del lactante o cólico del primer trimestre es un cuadro de causa desconocida, caracterizado por el llanto excesivo y sin motivo aparente del bebé, que se presenta a diario. Se trata de una alteración benigna y autolimitada en un bebé sano, que comienza a los 15 días de vida y tiende a desaparecer espontáneamente alrededor del cuarto mes.
Generalmente, el llanto comienza al atardecer y puede durar hasta entrada la madrugada. El niño presenta rigidez, flexión de miembros inferiores sobre el abdomen, meteorismo y un llanto incontrolable que causa una gran ansiedad a los padres. El cuadro puede repetirse a diario y, casi matemáticamente, a la misma hora.
Aunque la causa es desconocida, se barajan algunas posibilidades: cuando se le amamanta por intolerancia a la leche de vaca y reacción a los estimulantes (como el café) contenidos en la dieta de la madre; presencia de gases en el intestino, aburrimiento en niños con pocas necesidades de sueño, sensibilidad ante la ansiedad de los padres, mala técnica con el biberón que hace que trague aire o, simplemente, ganas de llorar.
Es importante que los padres consulten con el pediatra para tranquilizarse y comprobar que el bebé está, por lo demás, completamente sano.
Se pueden seguir algunos consejos útiles para mejorar a situación que, por otra parte, se solucionará sola con el paso del tiempo. Algunos niños se calman si se les pasea con movimientos rítmicos en una mochila o se les mece en brazos en una mecedora con un ritmo un tanto rápido. Otros responden bien si se les recuesta boca abajo sobre una bolsa de agua caliente colocada en el regazo.
Por lo general, el médico puede aconsejar a los padres algunas modificaciones en la dieta, como cambiar a una leche sin lactosa cuando se utiliza una fórmula maternizada, o mejorar la técnica del biberón. También se puede aconsejar a la madre que no ingiera excitantes mientras dé el pecho o se puede prescribir un tratamiento para los gases.
En cualquier caso es necesario consolar al bebé cogiéndolo en brazos y procurando hablarle sin nervios y con voz suave. Los padres también necesitan atención y ayuda, pues las noches sin dormir son agotadoras.