La alimentación saludable, además de una dieta equilibrada, se refiere también a la manera de preparar los alimentos.
- Elabore las comidas con alimentos frescos y empleando diversidad de ingredientes.
- Incluya en su dieta diaria legumbres, patatas, arroz, pasta y otros derivados de los cereales. Son alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, con aporte calórico relativamente bajo, que incluyen además otros nutrientes y carecen prácticamente de grasa y colesterol.
- Consuma hortalizas y frutas frescas diariamente. Son alimentos que aportan vitaminas, fibra, minerales y sustancias antioxidantes; nutrientes indispensables para el buen funcionamiento del organismo.
- Modere el consumo de alimentos de origen animal. Elija preferentemente carnes magras (pollo, pavo, conejo, ternera, magro de cerdo).
- Elija preferentemente productos lácteos desnatados, semidesnatados y/o bajo contenido graso.
- Use el aceite con moderación para evitar que las comidas resulten hipercalóricas. Es preferible su consumo en crudo.
- Complemente su dieta con el consumo moderado de frutos secos. Tienen una destacada riqueza nutricional por su grasa cardiosaludable, ácidos grasos omega 6, proteínas, fibra, vitaminas y minerales.
- Realice habitualmente ejercicio físico, indispensable para regular y modular el metabolismo.
- Pase tiempo al aire libre, con moderada exposición solar, para formar vitamina D, indispensable en la asimilación del calcio.
- Consuma una cantidad suficiente de agua cada día (unos dos litros) para el correcto funcionamiento de los procesos de asimilación y, sobre todo, para los de eliminación de residuos del metabolismo celular.