El término salud laboral se refiere a un ambiente de trabajo adecuado, con condiciones de trabajo justas, donde los trabajadores puedan desarrollar una actividad con dignidad.
El trabajo puede considerarse una fuente de salud, pues con él las personas consiguen una serie de aspectos positivos y favorables para la misma. Por ejemplo, en el trabajo las personas realizan una actividad física y mental que mantiene el organismo activo. Asimismo, mediante el trabajo se desarrollan las relaciones sociales y es gracias a él que se consigue el salario que permite cubrir las necesidades materiales.
No obstante, el trabajo también puede causar diferentes daños a la salud, ya sean de tipo psíquico, físico o emocional, dependiendo de las condiciones en que se realice.
La consideración social de la salud como un bien de primordial importancia, al que todos los ciudadanos deben tener derecho, es un hecho tan relevante en nuestra sociedad que en su día se plasmó con el máximo rango legal posible, ya que es un derecho constitucional, dentro del conjunto de los principios rectores que deben presidir en nuestro país la política social y económica.
El artículo 40.2 de la Constitución recomienda a los poderes públicos velar por la seguridad e higiene en el trabajo, y el artículo 43.1 reconoce a todos el derecho a la protección de la salud, atribuyendo a los poderes públicos la competencia de organizar y tutelar la salud pública a través de las medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios.