Es un tipo de cáncer muy frecuente, y una de cada 50 personas desarrolla un cáncer de este tipo. Es un tipo de tumor que se puede curar si se diagnostica precozmente y, por eso, los síntomas de sospecha son importantes y nos deben alertar sobre su presencia, aconsejándonos la realización del protocolo de vigilancia para este tipo de tumores. Por este motivo, gran parte de la mortalidad se podría evitar con el sistema de vigilancia precoz. De hecho, su frecuencia ha decrecido en los países desarrollados gracias a estos programas.
La pérdida de sangre por el recto de color rojo brillante o negruzca puede ser un síntoma de alarma, así como los cambios en los hábitos o en el funcionamiento intestinal, bien en forma de estreñimiento o de diarrea. Los pacientes también se quejan de sensación de no poder eliminar todo el contenido del intestino.
Casi todos los tumores malignos del colon se inician como pólipos. La mayoría de ellos son benignos al principio, pero pueden degenerar hacia un tumor maligno y esta malignización está condicionada por una predisposición genética. Por lo tanto, la vigilancia de estos pólipos y de los enfermos condicionados genéticamente es la base fundamental del diagnóstico precoz.