Cirrosis hepática y Cáncer y cirrosis hepática

Las enfermedades crónicas del hígado predisponen a la aparición del cáncer de hígado. Los pacientes con cirrosis tienen muchas más posibilidades de presentar la enfermedad que la población sana. Muchas veces los tumores pasan desapercibidos y los síntomas pueden confundirse con los de la cirrosis. El empeoramiento de una enfermedad estable puede ayudar a sospechar la presencia de un cáncer que se puede diagnosticar con una ecografía o una tomografía axial computarizada (TAC). El aumento de una sustancia en la sangre denominada alfafetoproteína es sugestivo de la aparición de un tumor. El diagnóstico seguro se realiza mediante una biopsia hepática (se toma una muestra de la parte del hígado sugestiva de tumor y se observa a través del microscopio. La forma del tejido permite saber si las células son tumorales o no).

El cáncer primario de hígado es difícil de detectar en una etapa temprana porque sus primeros síntomas son generalmente vagos. Como con otros tipos de cáncer, esta enfermedad puede causar una sensación general de poca salud. El cáncer de hígado puede llevar a una pérdida del apetito, pérdida de peso, fiebre, fatiga y debilidad.Conforme crece el cáncer, se puede presentar dolor en la parte superior del abdomen en el lado derecho y se puede extender a la espalda y al hombro. Algunas personas pueden sentir una masa en la parte superior del abdomen. El cáncer de hígado puede también provocar una inflamación del abdomen y una sensación de plenitud o abotagamiento. Algunas personas tienen episodios de fiebre y náuseas o desarrollan ictericia.

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