Existen tres clases de fármacos diuréticos: los tiazídicos, los de asa y los ahorradores de potasio. Cada clase actúa de manera algo diferente, pero todos los diuréticos reducen la cantidad de sal y de líquido en el organismo, lo cual ayuda a reducir la presión arterial y a tratar la insuficiencia cardiaca, el síndrome nefrótico, la cirrosis hepática, las molestias de la menstruación y la hipertensión.
El paciente que los toma orina mucho más frecuentemente y más rápido tras la ingesta de líquidos. Aparte de ello, los efectos colaterales de los diuréticos son pocos, destacando la pérdida de potasio.