Se clasifican en alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos. Actúan sobre la capa más externa de la piel, afectando sus enlaces iónicos y provocando el desprendimiento progresivo de ésta mediante una exfoliación epidérmica, afinando la textura de la piel y mejorando su apariencia.
Los alfahidroxiácidos forman parte del grupo de los ácidos orgánicos. Se encuentran en productos naturales, tales como el ácido glicólico en la caña de azúcar, el ácido láctico en la leche agria, el ácido málico en las manzanas, el ácido cítrico en las frutas cítricas, y el ácido tartárico en las uvas.
El ácido salicílico se encuentra en una amplia variedad de fuentes naturales, tales como el sauce blanco (Salís alba), las hojas de gaulteria y el abedul.
Los alfa- y betahidroxiácidos se pueden utilizar solos o con otras sustancias tópicas para favorecer la penetración de otros agentes o para ayudar a la dispersión homogénea de la melanina y eliminar las espinillas; tal es su uso en combinaciones con hidroquinona y/o ácido kójico, que promueven la eliminación de las hipercromías (manchas oscuras), manchas seniles, acné, envejecimiento cutáneo, etc. Su uso pertenece tanto a la terapéutica como a la dermocosmética.
