La tiroxina se administra para substituir la función del tiroides porque este no funciona o porque se ha extirpado por alguna patología.
Efectos secundarios
La tiroxina sólo produce síntomas cuando la dosis es excesiva. Los síntomas entonces son: taquicardia, fatiga y debilidad muscular, dificultad para dormir, aumento del apetito, nerviosismo, temblor y sensación de calor.
¿Cuándo no debe utilizarse?
No se debe administrar cuando no existe una patología del tiroides que cause deficiencia hormonal. La patologías cardiacas son una contraindicación.