Advierten del peligro de desnutrición de los mayores que viven solos

La crisis económica, la soledad, algunos problemas de salud, la falta de apetito y la pereza por cocinar para uno solo hacen que las personas mayores que viven solas en sus hogares estén entrando en riesgo de desnutrición. Según asegura la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), cerca de un 20% de las personas mayores que viven solas en sus domicilios ingieren menos de 1.000 kilocalorías diarias.

Este aporte calórico resulta insuficiente para una persona mayor. Según explica el Dr. Federico Cuesta Triana, geriatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, un anciano que pese aproximadamente 70 kilos "debería ingerir unas 2.100 kilocalorías diarias, que llegarían a 2.500 o más según su situación de salud y actividad física".

Las razones por las que las personas mayores comen menos de lo que necesitan son múltiples, pero principalmente destacan algunos problemas de salud que son comunes en la edad geriátrica como son la pérdida de piezas dentarias, la dificultad para tragar, la ingesta de fármacos y la pérdida de apetito. Además, influyen otros factores sociales como la soledad a la que se ven abocadas muchas personas mayores.

Para solventar los inconvenientes que trae consigo el paso del tiempo en la alimentación del mayor, la SEGG recuerda que se debe revisar la cavidad oral de los mayores y corregir la pérdida de piezas dentarias para facilitar la deglución. Asimismo, es útil realizar una limpieza adecuada de la cavidad oral, lo que facilita la percepción de los sabores y minimiza los riesgos de infección.

En los casos de pérdida de apetito, fraccionar la dieta resulta una estrategia beneficiosa para mejorar la ingesta. Es importante tener en cuenta la presentación de las comidas (su textura, preparación y temperatura), sin olvidar aspectos ambientales como la compañía en el momento de la comida. Por eso, es fundamental que los cuidadores o profesionales pongan más dedicación en las comidas para así asegurarse de la correcta alimentación del anciano.

Por otra parte, la dieta de las personas mayores debe ser equilibrada. Según el Dr. Cuesta Triana, "desde un punto de vista práctico, el menú del anciano puede basarse en la clásica pirámide de alimentación saludable que presta especial atención al consumo de agua y, de mayor a menor frecuencia, pan, cereales, patatas, arroz, pasta, verduras, hortalizas, frutas, lácteos, carnes, pescado, huevos y, de forma ocasional, grasas y dulces".

En situaciones de buena salud se mantiene la necesidad de comer al menos tres comidas fundamentales, añadiendo algo a media mañana y tras la cena antes de acostarse. En situaciones de enfermedad se intenta mantener el aporte total reduciendo la cantidad de cada toma, pero incrementando su frecuencia. En estos casos suele existir menor apetito y sensación de saciedad precoz, lo que mejora con una dieta fraccionada, explica el experto.

En cuanto a la prohibición de alimentos, el Dr. Cuesta opina que "en condiciones de buena salud es más útil hablar de adaptar las ingestas al paciente que de prohibir, ya que en este subgrupo de población es mucho más frecuente la desnutrición. A veces se debe pactar con el anciano la toma controlada de algunos elementos como el alcohol o la sal en un intento por minimizar las dietas restrictivas y el riesgo de desnutrición".

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