Diversos estudios observacionales han demostrado en los últimos años la existencia de una asociación entre el sueño de corta duración o de mala calidad y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, algo que, según afirma la doctora Ainhoa Álvarez, miembro del grupo de trabajo de insomnio de la Sociedad Española de Sueño (SES), no es de extrañar, ya que el sueño de corta duración o de mala calidad se asocia con tener la tensión arterial alta, niveles altos de colesterol y ateroesclerosis, factores todos ellos que incrementan el riesgo de tener un problema cardiovascular.
"Dormir poco o mal, está relacionado con el aumento de peso, ya que durante el sueño se segregan las hormonas que controlan el hambre (grelina) y la saciedad (leptina). Cuando no dormimos lo suficiente se produce una alteración hormonal, que nos lleva a que tras una mala noche comamos 400 calorías más de lo habitual. Además, el mal descanso incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2, ya que dormir poco eleva los niveles de cortisol y otras sustancias que aumentan la resistencia a la insulina. Una restricción del sueño a cuatro horas durante seis o siete días, por ejemplo, puede llegar a producir un exceso de azúcar en sangre al reducirse la tolerancia a la glucosa. Si a esto le añadimos que la restricción de sueño se asocia con inflamación, ya tenemos todos los factores para incrementar el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular", argumenta la experta.
Un hábito saludable tan importante como la nutrición o el ejercicio físico
Desde la Sociedad Española de Sueño se lleva años reivindicando la necesidad de ver el descanso como un hábito tan importante para una vida saludable como lo son la nutrición, el ejercicio físico o el no fumar. "No es casualidad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiende dormir una media de entre siete y ocho horas diarias. Un estudio publicado en European Journal of Preventive Cardiology concluía que dormir siete horas al día, unido a los otros hábitos saludables, reducía hasta un 65% el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular", señala la doctora Álvarez, que considera que aún falta conciencia, tanto a nivel de población como de los profesionales sanitarios, sobre la importancia de un buen descanso para la salud: "A pesar de que en los últimos años hemos avanzado en la difusión de la importancia del sueño, todavía existe una parte importante de la sociedad que relaciona dormir con la pérdida de tiempo. Por suerte cada vez hay más médicos de atención primaria que dan importancia al sueño, pero falta mucha formación y el fomento de los hábitos saludables del sueño para evitar un infarto todavía es un camino que debemos recorrer".
Entre esos hábitos saludables de descanso para reducir el riesgo de sufrir enfermedad cardiovascular, la especialista destaca unas normas básicas y al alcance de toda la población.
Lo primero es evitar los estimulantes al atardecer: no consumir café, té u otras bebidas con cafeína, evitar la exposición a la luz azul (móviles, tabletas, etc.) y evitar cenar tarde y de manera copiosa, ya que estimula la producción de la hormona del estrés. En segundo lugar, evitar también en la medida de lo posible al menos durante las dos horas previas a acostarse las actividades, como el ejercicio físico, que incrementen nuestra temperatura corporal, ya que ésta tiene que bajar para que podamos conciliar el sueño. Por último, tener unos horarios de sueño regulares. "Hay que intentar acostarse cada día sobre la misma hora y con sueño, tras un periodo de desactivación, y levantarnos también todos los días sobre la misma hora, cuando el sueño termine, aprovechando la luz solar", concluye.