Con motivo del Día Internacional de Cáncer de Mama, los avances en esta patología

Cáncer de mama en el año 2018, hacia un tratamiento individualizado

Cerca del 90% de las pacientes continúan libres de enfermedad cinco años después del diagnóstico y tratamiento de un cáncer de mama

En 2013, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) puso en marcha una campaña de comunicación bajo el lema "En Oncología cada AVANCE se escribe con MAYÚSCULAS". Esta campaña tiene como objetivo dar a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento de los diferentes tumores. Mensualmente y desde entonces, la Sociedad emite notas de prensa con los hitos más destacados en las diferentes patologías oncológicas. Coincidiendo con el Día Internacional de Cáncer de Mama que se celebra cada 19 de octubre, destacamos a continuación los avances más importantes en cáncer de mama.

En 2016 se diagnosticaron 26.370 nuevos casos, siendo el segundo tumor más diagnosticado en el mundo y el cuarto en España si se tienen en cuenta ambos sexos. Si se tiene en cuenta solo a la mujer, ocupa el primer puesto de los tumores más diagnosticados en España. Gracias a los avances en diagnóstico precoz y especialmente tratamiento, la mortalidad ha ido descendiendo en estos años. En 2016 fallecieron 6.477 mujeres por cáncer de mama siendo la edad media de defunción 70 años.

A principios de los años 80, las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama tenían unas posibilidades de estar libres de recaída a los 5 años tras el diagnóstico que se situaba en torno al 70%. En la actualidad la cifra se aproxima a casi un 90%. Este beneficio no se ha alcanzado repentinamente. En los años ´70 se obtuvieron los primeros resultados de los estudios que demostraban el beneficio de la quimioterapia administrada tras la cirugía. También por aquella época se demuestra el éxito del tamoxifeno como tratamiento hormonal para el cáncer avanzado de mama, que poco después se comenzó a emplear en estadios precoces de la enfermedad.

Uno de los hitos más significativo sin duda en los últimos años fue el conocimiento de la heterogeneidad del cáncer de mama

Se trata de una enfermedad con subtipos biológicos diferentes que precisan tratamientos específicos.

El descubrimiento de tipos de cáncer con diferentes perfiles biológicos permitió en la década pasada incorporar anticuerpos monoclonales como el trastuzumab al tratamiento del cáncer de mama HER2 positivo, hasta entonces de mal pronóstico por su mayor agresividad.

En este sentido, las pacientes con cáncer de mama HER2 positivo ya no cuentan sólo con el trastuzumab, la asociación de un segundo anticuerpo –pertuzumab– al tratamiento ha mostrado incrementar notablemente la supervivencia en estadios avanzados (se advierte una mejoría de 15 meses en su esperanza de vida, llegando casi a los 5 años de supervivencia en un grupo de pacientes metastásicas que hace unos 15 años tenía un muy mal pronóstico). También T-DM1 (un moderno fármaco que combina de forma conjugada quimioterapia y trastuzumab) es altamente efectivo en pacientes que fracasan a tratamientos previos.

En las pacientes con enfermedad "hormonosensible" también se han comunicado resultados de nuevos fármacos biológicos que, asociados a tratamientos clásicos como la hormonoterapia, mejoran los resultados de estos. Everolimus primero, y más recientemente los inhibidores de CDK4/CDK6 como el palbociclib y ribociclib son los ejemplos más relevantes y que han mejorado más la supervivencia libre de progresión de este subgrupo de pacientes.

Entre las pacientes con cáncer de mama metastásico y con presencia de una mutación en el gen BRCA1/2 en la línea germinal, los fármacos inhibidores de PARP (también denominados inhibidores de la poli (ADP-ribosa) polimerasa) como el olaparib y talazoparib han demostrado un beneficio significativo disminuyendo el riesgo de progresión comprado con la terapia estándar.

Además, en estas tres décadas otro hecho de gran relevancia ha sido el incremento de cirugías conservadoras y menor intervención sobre la axila, evitando complicaciones y mejorando la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama.

En esta línea de maximizar la ecuación riesgo/beneficio de cada tratamiento, el test de expresión génica de 21 genes ha demostrado que muchas mujeres con cáncer de mama con ganglios axilares negativos y receptores hormonales positivos que obtiene una puntuación intermedia en el test molecular pueden evitar la quimioterapia sin que impacte en sus resultados oncológicos.

Cada uno de estos pasos suponía una mejora de un 2 o 3% en la tasa de recaídas, algo que podría ser considerado irrelevante. Sin embargo, con más de 26.000 casos al año de cáncer de mama en España, cada avance en el tratamiento que suponga un 1% de mejora en la tasa de supervivencia hace que 260 mujeres menos recaigan de su enfermedad y puedan disfrutar de una mejor calidad de vida con reincorporación plena a su vida social y laboral. Cada una de esas mujeres tiene nombre y apellidos. Y cada uno de esos avances ha conseguido aumentar la supervivencia en un 20% entre los años 70 y la actualidad.

Son sólo algunos ejemplos, pero en el caso del cáncer de mama, los avances son innumerables. Los más destacados se recogen en el siguiente gráfico.

 

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