A pesar de los avances médicos alcanzados en los últimos tiempos, alrededor del 67% de los españoles que padecen hipertensión resistente al tratamiento reconocen en un estudio reciente que la tensión alta es su mayor problema de salud. Además, el 74 por ciento de los encuestados afirman necesitar nuevas opciones de tratamiento para controlar su enfermedad. La hipertensión resistente al tratamiento, descrita como una forma de tensión arterial que permanece alta pese a ser tratada con tres o más fármacos distintos, supone una seria amenaza para la salud de casi 100 millones de personas en todo el mundo.
El estudio, que ha sido elaborado por Harris Interactive y ha contado con el apoyo de Medtronic, es parte de la campaña "Tensión bajo control", avalada tanto por la Sociedad Europea de Hipertensión (ESH) como por la Sociedad Americana de Hipertensión (ASH). Esta iniciativa ha sido concebida para concienciar y educar a pacientes y profesionales sanitarios de la necesidad de conocer mejor y mantener bajo control esta forma particularmente peligrosa de hipertensión.
La encuesta también ha revelado que la población española con hipertensión resistente al tratamiento está extremadamente preocupada por su salud. Así, el 79% de los pacientes describen su actual estado de salud como regular o malo, pese a que la mayoría están siendo tratados por un médico de cabecera (34%) o un cardiólogo (43%).
El estudio revela que los adultos con hipertensión resistente al tratamiento experimentan problemas médicos más serios en comparación con otras formas menos avanzadas de esta enfermedad. En este sentido, son más propensos a sufrir enfermedades cardiacas (39% frente al 8%) y obesidad (46% frente a un 28%). La media de fármacos que toma un adulto con tensión arterial alta resistente al tratamiento es de cuatro pastillas diarias y son muchos los que llevan más de 10 años luchando para controlar su tensión.
Los pacientes encuestados coinciden en que la tensión arterial es su problema de salud más grave y el que tiene un mayor impacto en su vida cotidiana. El 67% de los pacientes admiten estar extremadamente preocupados por tener un accidente cerebrovascular como resultado de su hipertensión. Por otro lado, ocho de cada diez pacientes reconocen que la tensión ha afectado negativamente a su estado de ánimo y a su salud en general.
Además, la encuesta revela que los pacientes desearían disponer de más opciones para controlar su enfermedad. Así, el 76% están preocupados por el número de fármacos que toman y al 81% les gustaría que fuese más fácil controlar su tensión arterial. Además, más del 77% están convencidos de que su vida mejoraría sustancialmente si pudiesen controlar su tensión con menos fármacos.