Ciertas prácticas pueden evitar que las vacaciones se arruinen

Con motivo de la inminente llegada del mes de  agosto y del inicio del periodo vacacional para la gran mayoría de los españoles, los expertos de coaching de salud de TISOC Coaching analizan una serie de conductas muy recomendables que pueden ayudar a no arruinar las vacaciones. Según Antonio Gutiérrez, coach personal y de salud de TISOC Coaching, "competir por el destino de vacaciones más lejano o dejarse llevar por la inercia a la hora de planificar nuestro descanso, solo van a conducirnos a vivir el momento más esperado del año como un fiasco. Hasta para organizar las vacaciones hace falta pararse un momento y pensar".

Según los expertos, las personas que todos los años repiten el lugar de vacaciones deben, antes de reproducir exactamente las mismas vacaciones, formularse unas pocas preguntas básicas sobre el propósito de las vacaciones, de qué exactamente se quiere desconectar y cómo y con quién son las vacaciones que realmente se desean.

Además, se recomienda que las vacaciones sean activas. Según el experto, el cuerpo funciona en muchos aspectos como un coche. Pasar repentinamente de la quinta a la primera marcha hace que el cuerpo se rebele y enferme. Lo ideal es ir rebajando de velocidad paulatinamente a lo largo de dos o tres días, y lo mismo se aplica para ir incorporándonse a la rutina habitual al final de las vacaciones. Ponerse malo al comienzo de las vacaciones es un síntoma claro de que la transición del trabajo al descanso del verano no se ha hecho adecuadamente.

Por otro lado, es recomendable dejar de lado la rutina, las vacaciones son el periodo del año perfecto para introducir un refrescante cambio de hábitos en la vida cotidiana.

Otro de los consejos de Antonio Gutiérrez es no aprovechar el tiempo libre al máximo. Cambio de hábitos, sí, pero todo en su justa medida. Tampoco  hace falta verse todos los monumentos ni hacer todas las actividades como si no hubiese un mañana. A no ser que se quiera regresar a la rutina del resto año tan o más cansados que cuando empezaron las vacaciones. Las vacaciones implican una reducción de la velocidad y de los biorritmos. La palabra clave en este sentido es equilibrio.

También es recomendable evitar llamar todos los días a la oficina para ver cómo va todo. Si la intención es relajarse y desconectar durante las vacaciones, es necesario cambiar de actividad con respecto al tipo de tareas que se hacen durante el resto del año, especialmente con las relacionadas con el ámbito laboral. Si no queda más remedio que mantener contacto con la oficina o trabajar durante las vacaciones, lo más adecuado es fijar límites y reglas.

Además, para que las vacaciones surtan efecto lo ideal es minimizar los compromisos sociales que se perciben como una obligación y dedicar el mayor tiempo posible a lo que realmente apetece hacer. Hacer lo que realmente se desea hará que la persona se sienta más satisfecha y que proyecte esa satisfacción a las personas del entorno.

Por otro lado, Gutiérrez recomineda no cambiar de forma brusca de horarios. Trasnochar a diario y dormir hasta bien entrada la mañana es una mala idea. No hay cuerpo que aguante el cambio brusco de horarios sin resentirse. Si la intención es trasnochar cada día de agosto, lo ideal es concederse unos días de adaptación al nuevo horario y otros tantos antes de volver a la rutina del otoño.

Por último, el experto aconseja, siempre que sea posible, tomarse unas minivacaciones de tres o cuatro días coincidiendo con cada cambio de estación. Esta práctica supone el método más efectivo para adaptar el biorritmo a cada momento del año sin sufrir astenias primaverales, síndromes posvacacionales o la clásica melancolía que produce tener menos horas de sol durante el invierno.

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