Cobre en el menú de Nochevieja

En Navidad comemos platos tradicionales que no sólo son buenos para el paladar, sino también para nuestra salud, ya que tienen una serie de beneficios poco conocidos. Ciertos alimentos tradicionales que se suelen encontrar en las cenas de Navidad como las ostras, la langosta o el chocolate son ricos en minerales esenciales, especialmente el cobre, que es un oligoelemento vital para una buena salud.

El cobre, esencial para el crecimiento y el desarrollo, es necesario en casi todas las partes del cuerpo: garantiza el desarrollo adecuado y el funcionamiento del corazón, el cerebro y el sistema nervioso, y ayuda en el transporte del hierro. También contribuye a la regeneración de células de la piel, la protección contra la oxidación y al fortalecimiento de los huesos y los dientes. Cuando se consume en pleno invierno, aumenta las defensas inmunitarias.

El cobre se puede encontrar en todas las mesas de estas Navidades ya que está presente en las ostras y vieiras, en la langosta y todo el marisco, en el chocolate negro, en las nueces y castañas, y también en el vino. La cantidad de cobre en 110 g de cada uno de estos alimentos varía de entre 0,5 hasta 6 mg. Estas fiestas, por tanto, ofrecen una oportunidad única para disfrutar comiendo sano, aportando a nuestro organismo los nutrientes esenciales para mantener una buena salud, como son los que aportan el cobre, el hierro y el zinc.

La Organización Mundial de la Salud recomienda la ingesta de cantidades diarias de cobre que van desde 1 mg, para un niño de 6 años de edad, a 1,5 mg para una mujer adulta y 2 mg para un hombre adulto y las mujeres embarazadas. Junto con el agua, esta dieta es la única fuente de cobre para el cuerpo. Dado que el cuerpo humano absorbe y elimina el cobre a diario, es muy importante que sea consumido diariamente.

La deficiencia de cobre puede causar, entre otras alteraciones, anemia, una menor resistencia a las infecciones y fatiga crónica y debilidad. El cobre también influye en el metabolismo normal del colesterol: una dieta baja en cobre aumenta el colesterol "malo" (LDL) y reduce la cantidad de colesterol "bueno" (HDL). Para las personas mayores, el cobre también juega un papel importante en la prevención de la osteoporosis y enfermedades cardiovasculares.

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