El Cumbre Vieja ha llenado tierra, mar y aire de materiales volcánicos en la isla de La Palma. Según Copernicus, el sistema de observación de la Tierra de la Unión Europea, hay casi 7.000 hectáreas, el 10% de la superficie total de la isla, cubiertas por una espesa capa de ceniza, que dificulta enormemente el día a día de los palmeros. Esta emisión y exposición constante a los gases y polvo volcánico tiene consecuencias perjudiciales para la salud, especialmente la ocular, ya que pueden irritar el ojo y otras zonas expuestas, como la mucosa respiratoria o la piel, y agravar enfermedades oculares y sistémicas.
El profesor Jesús Merayo, director del Instituto Universitario Fernández-Vega y catedrático de la Universidad de Oviedo, explica que "la exposición a los productos volátiles del volcán puede afectar a los ojos y provocar diferentes patologías, como la conjuntivitis, afectaciones de la córnea, como queratitis, erosiones o úlceras corneales, inflamación de los párpados (blefaritis), o agravar enfermedades preexistentes como el ojo seco o la alergia ocular".
Para evitar estas complicaciones, es fundamental seguir la información actualizada sobre la presencia en el aire de cenizas y gases tóxicos procedentes del volcán. Además, podemos tomar algunas medidas de prevención para proteger nuestros ojos de los factores externos perjudiciales:
- Uso de barreras físicas: como las gafas y la protección de la piel y vías respiratorias. Limitar, dentro de lo posible, las actividades al aire libre y evitar mirar hacia arriba.
- No usar lentillas: en cualquier caso, ya que pueden actuar como una "esponja" para atrapar los gases tóxicos y la ceniza y, al retenerlos, causar heridas en la córnea.
- Extremar la higiene de manos y cara: si hay síntomas, como sensación de ojo seco, escozor, ojos cansados o picor se recomienda lavarse la cara para arrastrar todos los derivados del volcán que estén en contacto con el cuerpo.
- Evitar frotarse los ojos: aunque tengamos sensación de picor, ya que podemos fijar algún cuerpo extraño en la córnea y perpetuar la inflamación además de arriesgarnos a pasar una infección con la mano.
- Emplear colirios o lágrimas artificiales para limpiar los ojos: cuando tengamos la sensación de arenilla al parpadear. También podemos aliviar el picor aplicando frío local con un paño húmedo.
- Acudir al oftalmólogo: o servicios médicos si persisten las molestias o el dolor o tenemos sensación de pérdida de visión.
Es importante seguir las recomendaciones de las autoridades sobre las restricciones de salud referentes a la actividad volcánica. "Estas medidas tienen que ser extremadas en el caso de pacientes con enfermedades oculares y que emplean tratamientos crónicos y en los usuarios lentes de contacto, que deben considerar el cambiar el método de corrección a las gafas", concluye el profesor Merayo.