Aunque todavía no estamos en verano, las altas temperaturas han llegado a España. Algunas regiones llegarán a los 40 grados, lo que significa una media de entre 6 y 10 grados por encima de lo normal en esta época del año. El cambio brusco de temperaturas, sin periodo de adaptación, puede afectar negativamente a la salud de las personas mayores y de los más vulnerables.
Por ello, y con el objetivo de adelantarse a los posibles efectos del calor en las personas mayores la Asociación de Empresas de Servicios para la Dependencia (AESTE), patronal de los cuidados a personas mayores, ofrece algunas claves y recomendaciones a tener en cuenta ante esta temprana e intensa ola de calor:
- Asegurar la hidratación. Es fundamental tomar líquidos de forma regular y frecuente, incluso cuando no se tenga sensación de sed. Los adultos mayores deben beber entre los 2 y 2,15 litros, aunque dependerá de si existen patologías y sus comorbilidades. Además de beber agua, la hidratación también se consigue a través de la alimentación. La ingesta de frutas ricas en contenido hídrico como la sandía, el melón o la pera proporcionan dosis de agua extra. Por otro lado, es importante conocer los síntomas de deshidratación, para evitar la evolución a deshidratación moderada o grave, impactando de forma importante sobre su estado de salud. En estos casos son síntomas de alerta la somnolencia, los mareos, dolor de cabeza o falta de concentración, entre otros.
- Evitar salir en las horas centrales del día y estar en un lugar fresco. Las personas mayores de 65 años no se adaptan fácilmente a los cambios repentinos de temperatura y son más susceptibles al estrés térmico. Por este motivo, es esencial mantenerse siempre en lugares frescos, especialmente durante las horas del día con mayor calor. En caso de no poder evitar estar en la calle, se recomienda permanecer a la sombra y evitar la exposición al sol.
- Evitar el ejercicio físico durante el día. El ejercicio y la actividad física ayudan a mejorar la función cognitiva, sin embargo, se recomienda evitar hacer deporte o ejercicio físico durante el día para que el cuerpo permanezca lo más hidratado posible.
- Evitar viajes largos. A la hora de viajar con adultos mayores, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones que faciliten el traslado y la estancia de los mayores para anticiparse a imprevistos y acomodar el viaje. Se recomienda evitar desplazamientos largos ya que pueden resultar incómodos. Si se hacen, es importante realizar paradas periódicas y frecuentes para facilitar la movilidad y la hidratación del mayor, y promover un trayecto más ameno.
- Ropa adecuada. El uso de ropa ligera y colores claro, mantiene la temperatura corporal y reduce el calor, ya que los colores oscuros captan el calor con mucha más intensidad.
Por último, desde la mencionada organización recomiendan consultar a los profesionales sanitarios ante cualquier duda relativa a la salud que pueda estar derivada de las altas temperaturas exteriores, como dolor de cabeza, mareos, respiración y frecuencia cardíaca aceleradas o alteraciones del comportamiento.