Según indica una investigación realizada en la Universidad de Granada, el consumo de agua embotellada durante la infancia previene defectos en el desarrollo del esmalte dental y alteraciones en la mineralización de los tejidos duros dentales durante el periodo de la formación de los dientes.
Además, el trabajo pone de manifiesto que los niños que reciben medicación de forma habitual durante los primeros años de vida tienen mayor riesgo de padecer defectos en el desarrollo del esmalte dental que el resto. De hecho, el 60,3% de los escolares participantes en el estudio que fueron medicados de manera habitual presentaban esta alteración en el esmalte dental.
Los defectos del desarrollo del esmalte son alteraciones que se manifiestan de forma cualitativa (hipomineralización, lo que clínicamente se traduce en forma de opacidad), o cuantitativa, que se manifiesta como una deficiencia en el espesor del esmalte (hipoplasia). Su etiología no está del todo esclarecida. Es una patología cuya prevalencia crece a nivel mundial.
Estos defectos provocan sensibilidad y dolor en los dientes afectados, fracturas dentales, faltas de espacio para la erupción de los dientes permanentes y por consiguiente, afectaciones psicológicas y en las relaciones sociales por alteraciones de la estética, la fonética y de la función masticatoria.