Según los datos de la Asociación Española de Pediatría, el 80% de las madres dan el pecho a la salida del hospital. Una vez en casa, solo el 52,5% lo mantienen a los tres meses. A los seis, apenas una tercera parte de ellas (36%) continúan con la lactancia materna. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia exclusivamente materna durante los primeros seis meses de vida. Después debe complementarse con otros alimentos hasta los dos años. Para conseguir esos objetivos son fundamentales tanto la formación como el apoyo. Entre otras ventajas, la lactancia materna supone un menor coste económico para la familia y mayor comodidad en cuanto a higiene, traslados y utensilios necesarios.
Según ha destacado el Dr. Montero Reguera, especialista en Neonatología del Hospital USP San José (Madrid), el contacto directo con la madre desde el mismo momento del nacimiento, piel con piel, y la cohabitación del recién nacido con la madre, si no hay una situación clínica que lo impida, son dos factores fundamentales para favorecer y mantener la lactancia materna en los recién nacidos.
Los niños sanos deben ponerse en contacto directo con la madre desde el mismo momento del nacimiento y mantenerlos así hasta que se produzca la primera toma. Salvo en el caso de circunstancias excepcionales, el recién nacido debe permanecer con la madre, en la misma habitación.
Otra recomendación para asentar con éxito la lactancia es que el pecho debe ofrecerse a los recién nacidos a demanda, no se debe esperar a que el niño llore. Durante los primeros días se recomienda que al menos haga ocho tomas. La duración de las tomas la determina el propio niño, lo ideal es esperar a que el niño se suelte espontáneamente.
Por otro lado, no se deben administrar suplementos (agua, suero glucosado, sucedáneo de leche de madre, zumos, etc.) cuando se está instaurando la lactancia ni posteriormente, si no están indicados por el médico. Además, es mejor evitar el uso de chupetes durante el periodo de inicio a la lactancia materna y emplearlos solo cuando esté bien establecida.
Después del alta hospitalaria, el niño debe ser valorado por el pediatra o por una enfermera experta en los cinco o siete días siguientes, que reconocerá al recién nacido, reforzará la lactancia y ayudará a la madre a resolver las dificultades que hayan podido surgir.
La última decisión sobre la alimentación del bebé la debe tomar la madre, con la información, la formación y el apoyo necesario tanto de los profesionales como de la familia y su entorno.