Controlar la tensión arterial es una buena manera de empezar el año para prevenir posibles riesgos y complicaciones cardiovasculares. La hipertensión, también llamada "el asesino silencioso", no presenta síntomas aparentes que indiquen la presencia del problema, lo que la convierte en una de las principales causas de accidentes cerebrovasculares.
Se considera hipertensión cuando la presión arterial máxima se encuentra en valores por encima de los 140 milímetros de mercurio o cuando la mínima está por encima de los 90. El control continuado de esta presión puede reducir la probabilidad de sufrir un accidente cardiovascular.
La hipertensión afecta hoy en día al 26,4% de la población mundial, según la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-LELHA), y se trata de una cifra en aumento. Carlota Molina, responsable de diagnósticos de Laboratorios Hartmann, explica que "es imprescindible que aquellas personas propensas a la hipertensión realicen un control de la presión con frecuencia".
Para realizar este control es importante el uso de tensiómetros validados por las principales sociedades médicas ya que las mediciones de la presión deben ser absolutamente precisas y fiables, siendo especialmente necesario en pacientes con alteraciones en el ritmo cardiaco, como pueden ser las arritmias, ya que unos datos erróneos podrían tener graves consecuencias.