"La falta de sueño es el principal enemigo de la epilepsia. Por ello, cuidar las horas que se duerme y mantener una buena higiene del sueño es clave para combatir las crisis epilépticas. Muchos pacientes piensan que al tomar su medicación pueden olvidarse de la enfermedad y descuidan otros aspectos", explica el especialista en epilepsia del Departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra, Asier Gómez. Además, a este respecto, el especialista añade que "nuestro trabajo es hacer ver a los afectados que dormir entre siete y ocho horas, así como eliminar el consumo de alcohol y otras sustancias tóxicas, también es parte del tratamiento".
El especialista en epilepsia, Asier Gómez, ahondará y profundizará en el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia hoy, miércoles 6 de noviembre de 2019, a partir de las 19.00 horas en el marco de la jornada divulgativa Encuentros con la Salud. La ponencia, que lleva por título Vivir con epilepsia: un enfoque integral del diagnóstico y el tratamiento tendrá lugar en la Biblioteca de Bidebarrieta de Bilbao, será gratuita y estará abierta al público general hasta completar el aforo.
La crisis epiléptica
La crisis epiléptica es una alteración brusca e inesperada que afecta a una persona debido a una actividad anormal de las neuronas y que finaliza habitualmente de forma rápida. Aquí, el Dr. Gómez indica que "la mayoría de la gente asocia las crisis con las convulsiones porque son visualmente impactantes, pero hay más tipos de manifestaciones". Algunos ejemplos son crisis en las que los afectados mantienen la mirada perdida y no son conscientes de lo que sucede a su alrededor durante unos minutos; realizan movimientos como si trataran de coger algo con la mano, gestos en la boca como si masticaran chicle o tragaran saliva, etc. Es cierto que el episodio más peligroso es el convulsivo, pero estas crisis, conocidas popularmente como ausencias, también presentan riesgos: se pueden quemar mientras cocinan o cruzar una calle sin darse cuenta".
Las crisis son el mayor riesgo de la epilepsia y, por ello, el objetivo principal de los tratamientos médicos es controlarlas o, incluso, eliminarlas. De hecho, los últimos estudios muestran que el 70% de las personas con epilepsia que siguen las instrucciones sanitarias no presentan crisis. Pertenecen al grupo de los pacientes controlados. Sin embargo, hay un 30% que se identifica como resistente a los fármacos y que no responde al tratamiento.
Sobre los pacientes que no responden bien a los medicamentos, el especialista en epilepsia explica que "estos afectados comienzan a contar con nuevos tipos de terapias y alternativas. Hay grupos de pacientes a los que se les puede practicar una intervención quirúrgica y mejoran muchísimo; la dieta cetogénica -alimentación baja en carbohidratos y rica en grasas- puede ayudarles; y también puede funcionar el estimulador del nervio vago, que es una especie de marcapasos que se coloca en el nervio vago y modula a distancia la actividad cerebral".
Cómo actuar
Ante la tesitura de auxiliar a una persona que está padeciendo una crisis epiléptica, Gómez indica que "lo primero es fijarse en si hay o no convulsiones. En caso de que las haya, hay que tener en cuenta que estos episodios tienen una duración de 1 a 2 minutos y que, tras ellos, el paciente queda relajado y confuso. El proceso sería el siguiente, hay que apartar al afectado de cualquier elemento con el que pueda herirse (mobiliario, vehículos, etc.); tumbarlo en el suelo en posición de seguridad (de lado) porque suelen soltar espuma por la boca; desatar corbatas o similares y no sujetar o retener los brazos y las piernas. Aquí es muy importante dejar claro que no hay que meter nada en la boca, ya que se ha comprobado que reporta más problemas que beneficios".
Pacientes vulnerables
Los pacientes con epilepsia tienen más probabilidad de tener trastornos psiquiátricos como la depresión o la ansiedad, así como pérdida de memoria. A este respecto, el especialista indica que "es un tema en el que hay profundizar en las consultas, porque cuanto antes se detecte, antes se podrá tomar medidas y revertir la situación". Por último, sobre el estigma que puede generar la enfermedad, afirma que "la situación ha mejorado desde hace 40 o 50 años, pero todavía queda mucho trabajo por hacer".