Día internacional de las personas mayores

Día Internacional de las personas mayores: La AEDV informa sobre los problemas dermatológicos a partir de los 50

Según el INE, "para el año 2029 el 25% de los españoles tendrá más de 65 años", profundiza el Miembro de la AEDV Manuel Ginarte
Desde el punto de vista dermatológico, el Dr. Ginarte explica que la piel sufre un envejecimiento fisiológico asociado a la edad (cronoenvejcimiento) y otro asociado a la exposición solar según nuestros hábitos de vida pasados (fotoenvejecimiento). Otros factores como el tabaquismo o la contaminación también pueden influir en el envejecimiento de la piel

El próximo 1 de octubre se celebrará el Día Internacional de las Personas Mayores. Con el objetivo de centrarse en este sector de la población y reconocer el importante rol que tiene este grupo poblacional en sus familias y en la sociedad, Naciones Unidas proclamó en 1990 el Día Internacional de las Personas de Edad y así celebrarlo el 1 de octubre de cada año.

Como recuerda el Secretario General de la ONU, Ban Ki- Moon, «Lograr ciudades inclusivas para las personas de edad significa crear oportunidades para su participación económica y social en entornos accesibles y seguros. También implica proporcionar viviendas asequibles y los servicios sociales y de la salud necesarios para que puedan envejecer en sus hogares».

Por todo ello, la Academia Española de Dermatología y Venereología quiere unirse a esta señalada fecha e informar sobre los problemas dermatológicos a partir de los 50. Su objetivo es dar a conocer las afecciones más frecuentes que pueden padecer estas personas y cómo poder remediarlas, ya que es muy importante adquirir hábitos saludables para tener una piel sana todo el año. Así, con estas pautas que recomienda el Doctor Manuel Ginarte, Miembro de la AEDV, se evitarán posibles problemas y tendremos una piel cuidada.

Y es que, según el especialista, "en los países de la UE el porcentaje de personas mayores de 65 años oscila entre el 13% de Irlanda y el 21% de Italia. En España esa cifra es del 18%, pero con grandes diferencias entre el medio urbano y el rural y entre comunidades autónomas (Castilla y León, Asturias y Galicia alcanzan un 24%). Este fenómeno viene determinado por la disminución de nacimientos y por el aumento de la esperanza de vida (80 años años en los hombres y 86 en las mujeres en España)". El doctor afirma que en las próximas décadas esta situación se hará más acusada, pues cita que "según el INE, para el año 2029 el 25% de los españoles tendrá más de 65 años". Un dato a tener en cuenta, ya que, como él mismo explica, el envejecimiento de la población implica grandes retos, sociales, económicos y por supuesto sanitarios.

El Doctor Ginarte asegura que desde el punto de vista de la Dermatología ya se han querido afrontar estos retos por parte de la Liga Internacional de Sociedades Dermatológicas en forma de un documento de consenso donde se aborda esta cuestión. Según este, conforme una población envejece, aumentan las necesidades y la demanda de cuidados médicos: "Enfermamos más y necesitamos más cuidados". Este hecho se refleja porque si bien el porcentaje  de mayores de 65 años en España es de 18%, la cifra de esas personas en consultas de dermatología es mucho mayor (alrededor del 50%).  No obstante, incide en que la mayor parte de esas demandas son por dermatosis no urgentes, pues sólo un 13% de los pacientes que acuden por motivos urgentes dermatológicos son mayores de 65 años.

Desde el punto de vista dermatológico, el Dr. Ginarte explica que la piel sufre un envejecimiento fisiológico asociado a la edad (cronoenvejcimiento) y otro asociado a la exposición solar según nuestros hábitos de vida pasados (fotoenvejecimiento). Otros factores, como el tabaquismo o la contaminación también pueden influir en el envejecimiento de la piel. Esto provocará diversos cambios en la estructura y función de la piel que se traducirá en la aparición de lesiones benignas, a veces de carácter solo cosmético, pero otras conllevan molestias y disminuyen la calidad de vida de las personas. Entre estos cambios se incluyen el adelgazamiento y sequedad cutáneas, el picor, las queratosis seborreicas, los léntigos, los angiomas y otras alteraciones secundarias a problemas vasculares. Además, algunas de estas alteraciones benignas pueden sufrir complicaciones (infecciones, sangrado, etc). De este modo, no se deben subestimar los signos cutáneos de envejecimiento, pues hay estudios que demuestran que esos signos llevan aparejados una disminución de la autoestima de los pacientes.

Además de las lesiones benignas, con el envejecimiento aumenta el riesgo de sufrir un cáncer de piel, especialmente el CCNM (cáncer cutáneo no melanoma, fundamentalmente el basocelular y el espinocelular). Se calcula que 1 de cada 5 personas de raza blanca tendrá un cáncer de piel a lo largo de su vida. Esa incidencia aumenta sobre todo a partir de los 60 años, dependiendo del fototipo y de la historia previa de exposición solar. En España se ha calculado una incidencia anual de CCNM de 150 casos por cada 100 mil habitantes y la mayoría de estas personas tienen más de 60 años. Más frecuentes aún son las queratosis actínicas, precursores del CCNM, cuyo abordaje precoz previene el desarrollo de ese CCNM y cuya incidencia multiplica por 10 a la del CCNM.

Otros problemas asociados a la edad y que se pueden ver en nuestras consultas son:

  • Dificultad para la autoexploración
  • Dificultad para realizar cuidados elementales (higiene, hidratación)
  • Problemas para aplicarse los tratamientos tópicos por limitación de la movilidad
  • Problemas para comprender tratamientos complejos
  • Interacciones medicamentosas en personas plurimedicadas.

Además del diagnóstico y del tratamiento de todas las alteraciones cutáneas, se hace hincapié en diversas medidas de prevención primaria y secundaria.

Es el caso de una higiene adecuada evitando productos irritantes, insistir en el cuidado de los pies y recomendar el examen periódico de la totalidad de la piel para detectar precozmente lesiones premalignas o malignas, bien por parte del propio paciente o cuando esto no sea posible por personal sanitario o cuidadores.

Recordar que el mantenimiento de una piel sana y las medidas preventivas aumentan la calidad de vida de las personas mayores y disminuye la incidencia de complicaciones y de asistencia médica directa.

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