La ondas sonoras son energía y pueden recargar pequeños dispositivos implantables. Así lo demuestra un diseño de la Universidad de Purdue en los Estados Unidos que sirve para obtener energía a partir de música.
El sensor diseñado contiene un interior a modo de voladizo piezoeléctrico, dentro de una cápsula, que vibra a determinadas frecuencias, entre 200 y 500 hercios, generando electricidad que almacena en un condensador. La música hace vibrar el dispositivo tras atravesar los tejidos. La energía almacenada podrá servir para activar pequeños mecanismos implantables que podrían utilizarse para el tratamiento de la incontinencia en personas con parálisis, de manera que pudieran controlar la presión vesical y estimular la médula espinal para que se cierre el esfínter que controla el flujo de orina desde la vejiga.
De momento este invento acaba de ser presentado y es de esperar que se pueda aplicar en los próximos años.