La forma en la que mordemos y cómo quedan colocados los dientes al cerrar la mandíbula es un factor importante que, de no realizarse correctamente, puede derivar en problemas más graves de tipo esquelético y muscular.
En este sentido, la mordida cruzada es una de las patologías más frecuentes. Se produce cuando al cerrar la mandíbula, al morder, una o varias piezas dentales de la arcada superior quedan por detrás de las piezas de la arcada inferior. Entre el 5% y el 27% de la población padece mordida cruzada posterior. La mordida cruzada se establece desde la infancia, no es algo que pueda aparecer en la época adulta.
Existen dos clasificaciones de mordida cruzada: en función de la zona de la boca donde se localiza o en función de su origen, si se encuentra en el crecimiento de los dientes o de los huesos. En este segundo caso, puede ser de:
- Origen dentario: el maxilar y la mandíbula han crecido correctamente pero los dientes se encuentran en una posición inadecuada (los dientes mandibulares en una posición anterior sobre los mandibulares).
- Origen esquelético: se presenta cuando el maxilar superior es más pequeño que la mandíbula.
- Origen mixto: se dan ambos problemas.
Por otro lado, las causas de la misma son diversas. Se debe a factores relacionados con el crecimiento, influencias genéticas y de alimentación, pero también a hábitos como chuparse el dedo pulgar, colocar la lengua en posiciones inadecuadas o la respiración bucal.
Tratamiento de la mordida cruzada
Es una maloclusión que se establece en la infancia. En este período es donde se debe actuar porque podemos influir sobre el crecimiento de los huesos y dirigirlos correctamente. "Durante la infancia, los músculos y los huesos de todo el cuerpo, incluidos los de la cara, se encuentran en desarrollo, por lo tanto es mucho más sencillo devolverlos a su posición correcta y favorecer un crecimiento adecuado", apunta la odontóloga Manuela Escorial, de la Dirección Asistencial de Sanitas Dental.
En el caso de los niños, la mordida cruzada se trata durante uno o dos meses con un aparato llamado "disyuntor". Este aparato se fija en el paladar y se va ensanchando diariamente de forma progresiva y manual con una llave. Al finalizar esta parte del tratamiento, los disyuntores se asientan en su posición óptima para que el hueso fije su posición al endurecerse.
En los adultos se utiliza aparatología fija (brackets) o removible (invisalign). En los casos más severos es posible que sea necesario combinar ortodoncia fija junto con cirugía ortognática (procedimientos de corrección quirúrgica del maxilar y/o la mandíbula). Una vez finalizado el crecimiento, ya no es posible tener efecto sobre los huesos. El diagnóstico debe ir encaminado a conocer el grado de mordida cruzada y las consecuencias que ha ocasionado.