A pesar de la creencia popular de que la deshidratación solo se produce en verano, durante el invierno se producen situaciones que pueden representar un riesgo de deshidratación, como las altas temperaturas de los sitios con calefacción o la práctica de deportes de invierno. Por ello, los expertos recomiendan que en esta época del año también se ingieran abundantes líquidos para mantener una correcta hidratación.
Según advierte Marga Serra, doctora en Ciencias de las Salud y bióloga, "la deshidratación altera el sistema cardiovascular, el sistema termorregulador, el sistema nervioso central y las funciones metabólicas. Estas alteraciones hacen bajar el rendimiento, en los deportes de resistencia, cuando la deshidratación supera el 2% del peso corporal".
"La cantidad de líquidos que entra en el organismo debe compensar siempre, con suficiente holgura, a la cantidad de líquidos que sale del mismo. Por tanto, más vale saber la cantidad de agua que perdemos, antes de hacernos la pregunta de cuánta agua debemos tomar", añade la experta.
Según la European Food Safety Authority, en situaciones de actividad y condiciones ambientales moderadas, la ingesta de agua diaria total recomendada es de unos dos litros y medio para los hombres adultos y dos litros para las mujeres adultas. Es importante tener en cuenta que las necesidades no son constantes. Se verán afectadas, entre otros factores, por los cambios de la dieta, del tiempo y del nivel de ejercicio.