Según resaltan los especialistas de Clínica Baviera, el 50% de las disfunciones oculares de los adultos podrían haberse prevenido durante la niñez. Para que la visión se desarrolle de manera correcta, ambos ojos deben funcionar normalmente durante la infancia, ya que se considera que la madurez visual se alcanza aproximadamente a los seis años de edad.
Algunas de las complicaciones oftalmológicas más comunes entre los niños son la ambliopía u ojo vago, el estrabismo y los problemas de refracción, como la miopía, el astigmatismo y la hipermetropía. El diagnóstico precoz de estos problemas es fundamental para lograr atajarlos. Por ello, es recomendable que un especialista revise periódicamente la vista de los pequeños.
Cuando un niño tuerce la cabeza o cierra un ojo al leer, escribe en renglones torcidos, no muestra especial interés por la lectura y la escritura porque se cansa, se acerca mucho a la televisión, parpadea en exceso o sufre frecuentes dolores de cabeza, se están produciendo señales que deberían alertar a padres y profesores. Además, solucionar estos problemas es muy importante ya que una mala visión repercute negativamente en el rendimiento escolar del niño.
Según señala el Dr. Fernando Llovet, director médico de Clínica Baviera, "cuanto más pequeño es el niño, más complicado es detectar un problema visual. Es importante vigilar sus ojos desde el nacimiento, también durante los primeros meses y muy especialmente cuando el niño ve la tele o se sienta a hacer juegos o trabajos a corta distancia".