La hidratación es fundamental para la salud. Interviene en múltiples funciones fisiológicas como la digestión, la respiración o la termorregulación, y afecta al rendimiento físico y mental.
Por eso, es importante beber lo necesario a lo largo de todo el día. Las necesidades de hidratación varían en función del sexo y la edad, entre otras cosas. Las mujeres tienen unas necesidades de hidratación específicas. Sin embargo, el 60% beben menos de lo que necesitarían (frente al 40% de los hombres), según datos del último Estudio sobre hábitos de hidratación de la población Española del Observatorio de Hidratación y Salud (OHS).
También hay etapas de la vida de la mujer en las que se debe prestar una especial atención a su hidratación. Con el embarazo y la lactancia se producen numerosos cambios en el cuerpo y se modifican las necesidades nutricionales e hídricas. Asimismo, las mujeres mayores deben ingerir líquido aunque no tengan sed con el fin de evitar la deshidratación ya que, con la edad, se tiende a beber menos como consecuencia del deterioro del mecanismo de regulación térmica, la pérdida de la sensación de sed y otras circunstancias específicas de esta etapa.
El cuerpo pierde líquidos constantemente. Al realizar muchas de las actividades cotidianas como trabajar, estudiar, hacer deporte, al ir de compras o con la calefacción se pueden perder más líquidos de lo habitual, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Por ejemplo, en situaciones en las que se requiere un esfuerzo mental intenso, como en el trabajo o mientras se estudia, no hidratarse correctamente reduce el rendimiento mental y empeora algunas facultades como la memoria a corto plazo, la capacidad de concentración o las habilidades matemáticas.
Para alcanzar una adecuada hidratación, el OHS recomienda tomar una variedad de bebidas incluyendo, además de agua, zumos, refrescos, infusiones, lácteos, etc. Se ha demostrado en estudios científicos que las bebidas con buen sabor hacen más fácil y apetecible la acción de beber.